Operación triunfo está que se sale, o va salida. El talent show entra en ebullición. Siempre ha rehuido convertirse en reality show pero este año los fans tienen la oportunidad de seguir a los concursantes las 24h por youtube. Y aparte de los ensayos, los pases de micros, las broncas de la Galera o los llantos, tenemos oportunidad de ver besos furtivos entre parejitas que se hacen y se deshacen. Recordamos que la primera fue Ricky y Agoney. Cuando el primero cayó eliminado, el segundo se tiró en brazos de Raoul. Agoney sería como una mantis religiosa que devora a sus parejas sexuales: se lían, las nominan y las eliminan. Pero esta semana puede caer eliminado el mismo canario. A la espera de la gala, los fans se entretienen buscando sexo en los escondrijos de la academia de Terrassa donde conviven. En Blau ha podido saber que la pareja Raoul y Agoney habían practicado sexo en las duchas. En las últimas horas otra pareja, esta heterosexual, habría imitado el desenfreno adolescente de los triunfitos Alfred y Amaia. Un fan captaba el momento:

El lenguaje no verbal es lo bastante explícito. Es ella la que le arrastra al interior de la ducha con una mirada que lo desnuda. El moño de Amaia la delata. A la salida comprobaremos que ya no lo tiene. Antes sin embargo, el mismo fan capta una intrusa: Aitana. No se entiende demasiado qué hace en una ducha ocupada por los otros dos. O está enamorada de uno de ellos y quiere chafarles la guitarra o lo más interesante y nunca visto en OT: quería un trío.

Pero la joven Aitana sale con el rabo entre piernas, nunca mejor dicho, y la pareja estelar del concurso, los Chenoa-Bisbal de 2018, sigue a lo suyo hasta que Alfred sale peinándose y Amaia se espera para salir disimulando pero con el pelo suelto. Técnicamente ha sido uno "aquí te pillo aquí te mato": El dúo Los Almaia entre Alfred y Amaia promete grandes momentos todavía. El programa ya no oculta que la inocencia del amor teen añade puntos al share. Esta semana vuelve a emitirse el lunes para competir con Bertín que vuelve a casa de Paz Padilla. Puestos a entrar en un bucle absurdo, mucho mejor los Almaia que Bertipaz.