La que fuera una de las residencias más icónicas de la televisión española, hoy es el corazón de una potente empresa en plena expansión. La majestuosa mansión de María Teresa Campos, ubicada en la exclusiva urbanización de Molino de la Hoz, ha dejado atrás los ecos de platós, galas y portadas del corazón para abrazar un futuro corporativo inesperado, pero ambicioso. Lo que alguna vez fue el sueño inmobiliario de la legendaria periodista, hoy se presenta como el nuevo bastión de la firma de calzado y accesorios Alma en Pena. Una metamorfosis que pocos vieron venir, pero que marca un antes y un después en el legado material de la que fuera ‘la Reina de las Mañanas’.
La caída del imperio Campos y el adiós a su última gran joya inmobiliaria
Los últimos años de María Teresa Campos no fueron fáciles. La presentadora, aclamada durante décadas, se enfrentó a una decadencia profesional y personal que la obligó a desprenderse de su bien más preciado. Una mansión de 2.000 metros cuadrados, con 12 habitaciones, 15 baños, una piscina climatizada y detalles arquitectónicos de ensueño, acabó siendo más carga que refugio.
Intentó venderla por más de seis años sin éxito, enfrentando una depreciación dolorosa: de 4,5 millones de euros a los 2,5 millones por los que finalmente se traspasó. Ni los esfuerzos de Terelu Campos ni los ruegos de Carmen Borrego lograron salvar la propiedad. La historia familiar y los recuerdos se desvanecieron entre facturas, impuestos y deudas que no perdonaban la fama ni el apellido.
La firma Alma en Pena transforma el pasado en una joya empresarial
Fue entonces cuando apareció José Manuel Gil Roldán, el visionario empresario detrás de Alma en Pena. Con un enfoque que mezcla sofisticación y estrategia, el empresario adquirió la mansión y la convirtió en la flamante sede de su firma. Lejos de derribar su esencia, la respetó, remodeló y la dotó de infraestructuras de vanguardia. Hoy, la otrora casa de las Campos aloja a 35 empleados, dispone de gimnasio privado, zonas verdes para eventos empresariales y una piscina climatizada que ha pasado de ser rincón de celebridades a espacio de networking. El aroma de Chanel ha sido reemplazado por ambientadores profesionales, pero el aura de lujo permanece intacta.
Desde su instalación en la mansión, Alma en Pena no ha parado de crecer. En solo un año, la marca experimentó un aumento del 55 % en su rendimiento financiero, abriendo puertas a mercados tan exigentes como los Emiratos Árabes Unidos. Sus proyecciones para este 2025 superan los 50 millones de euros en facturación, y todo apunta a que la ubicación ha sido una pieza clave de ese impulso.
La transformación de esta propiedad es más que anecdótica: es una lección de reinvención. La casa que presenció la decadencia emocional y económica de María Teresa Campos, hoy brilla con otra energía. Un giro del destino que fusiona pasado y futuro, televisión y emprendimiento, melancolía y éxito. La historia continúa, pero bajo otras luces. De los flashes de la prensa del corazón a las pantallas de marketing digital, el legado de la Campos ha encontrado una nueva vida. Y aunque ella ya no esté para ver esta resurrección, su memoria —entre esas paredes— sigue viva. Convertida, ahora, en el motor de una marca con alma… y con pena.