Finalmente los jeques se han salido con la suya y después de muchos años y gastos millonarios, multimillonarios, fichando jugadores y más jugadores durante una década, han conseguido la tan preciada Champions. Ha tenido que llegar uno de los mejores entrenadores del mundo, Luis Enrique, y han tenido que hacer un EQUIPO, sin individualidades, para que el PSG se haya proclamado finalmente el rey de Europa. Por el conjunto francés han ido pasando estrellas rutilantes como Messi, Mbappé, Neymar y compañía, pero ha sido este año cuando han ganado la tan preciada orejona ante un Inter de quien no tuvieron piedad. Un 5 a 0 brutal, la goleada mayor en la historia en una final de Champions, y el PSG, campeón de la Champions.

Locura del conjunto francés en el césped una vez acabó el partido, con los jugadores eufóricos levantando el trofeo, y con un protagonista destacado. Luis Enrique es un genio y ha conseguido lo que parecía imposible: ser el segundo entrenador de la historia, después de Guardiola, en conseguir un triplete con dos equipos diferentes. Lo hizo con el Barça hace diez años y lo ha repetido ahora con su equipo actual. El asturiano, feliz y con una sonrisa de oreja a oreja, emocionó a sus aficionados, a muchos culés y al mundo del fútbol en general cuando celebraba el título a pie de césped con una camiseta de la fundación de su hija Xana, que murió de manera cruel de cáncer con 8 años.

Un Luis Enrique que a pesar de ser el más feliz del mundo por el éxito conseguido, no perdió en ningún momento la esencia de lo que lo caracteriza. Un carácter fuerte, sarcástico y que cuando tiene que decir alguna cosa, la dice, no se calla, y va repartiendo y cobrando facturas a diestro y siniestro, especialmente a la prensa, donde no tiene muchos amigos, precisamente. Pero una de las que siempre ha tenido entre ceja y ceja es la madridista Susana Guasch, con quien años atrás ya se las tuvo cuando él era entrenador del Barça.

Y este sábado, en la entrevista previa para Movistar+, con ella, Mónica Marchante y Álvaro Benito, estuvo maravilloso diciendo por qué había accedido a ser entrevistado. O mejor dicho, por quién. Bromeando con el ex madridista Álvaro, humilló a Guasch diciéndole, entre carcajadas irónicas, que si estaba allí no era precisamente por ella: "Vengo por Mónica, ¿eh?, ya lo sabéis todos. Por Alvarito, menos... y por ti poco, por ti poco". La red, enloquecida:

Luis Enrique, desatado.

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