En tan solo una semana, el próximo 21 de diciembre, Loquillo cumplirá 65 años y podrá pensar en la jubilación. En más de una ocasión ha pensado en dejarlo todo, y ha estado varios meses sin componer ni dar un concierto, pero ahora mismo no se plantea bajarse de los escenarios, no podría vivir con la pensión de un músico. Necesita estar en activo. El cantante se convirtió en toda una estrella del rock en sus años dorados, sin embargo esa etapa ya quedó atrás. Ahora ya no le cuesta nada desvincular su vida profesional y de la personal. El barcelonés vive entre Barcelona y San Sebastián.

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Siempre que necesita desconectar, Barcelona es su refugio. Allí están sus amigos de toda la vida. “Gracias a la vida tengo unos amigos que son, tienen mucho poderío en el sentido callejero y en ese sentido, pues puedo perderme, olvidar lo que tenga que olvidar, ir al psiquiatra sin ir al psiquiatra y, a cabo unos días, volver a Donosti en perfecto estado de revista”, explicó.

Loquillo no acabó en el mundo de las drogas porque tenía miedo a las agujas 

José María Sanz habla de un niño tímido, introvertido y de familia humilde. Se siente muy orgulloso de sus orígenes y de las personas que han estado siempre a su lado, incluso en los peores momentos. De hecho, sus amigos del barrio o del club de baloncesto en el que estuvo durante su época escolar, hoy siguen siendo su círculo cercano.

Loquillo permaneció a una generación de artistas que vivió el mundo de las drogas muy de cerca. "Vivimos muy deprisa y crecimos muy rápido", relató, "éramos excesivos y los tiempos también lo eran”. Las drogas y el sida afectaron a gran parte de la población de la época, pero Loquillo siempre tuvo claro que aquel no era su mundo: "Tenía miedo a las agujas y me libré de gran parte".

Gastaban mucho, sus inicios en la industria estuvieron marcados por los excesos. El cantante siempre ha sido una persona rebelde, es uno de los gestos que le ha caracterizado durante su carrera musical. “He sobrevivido a la heroína, a la cocaína, al alcohol, al éxito, a la industria discográfica, a las malas compañías, a relaciones tóxicas, a la clase política. Me he ganado hacer lo que me salga de los cojones. O sea, empiezo a estar en la edad de cuando Fernando Fernán Gómez decía «¡a la mierda!» ¡Pues sí señor! Me lo voy a pasar que te cagas. ¿Por qué? Porque no tengo la necesidad de demostrar ya nada”, compartió en una entrevista.

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