Existe un fetichismo unionista que consiste en excitarse cuando un catalán, más si es un indepe, coge una bandera de España. Un descerebrado ultra desafió a Carles Puigdemont a besar una bandera rojigualda y el president no tuvo inconveniente.

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Dos años después, el programa Todo es mentira ha querido hacer que Laura Borràs luzca una pulsera con la bandera de España. Ella es lo bastante lista para no poner tampoco inconveniente. España es un país vecino. Se intercambia su pulsera amarilla con la rojigualda de uno de los colaboradores de forma natural. Pero el gesto inocente ha fastidiado a alguna tuitera:

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El otro líder indepe en Madrid, Gabriel Rufián, recibe siempre cuando tiene gestos naturales, como hacerse fotos con un interventor de Vox. Algunos creen que a Borràs no se le zurra con la misma saña:

Tan natural es que Rufián no sea sectario como Borràs no sea sectaria. Los hiperventilados en redes lo son de todos los colores. Lo mejor es tener dos portavoces indepes en Madrid que dejen en evidencia a los indocumentados.