Kiko Rivera vuelve a dejar claro que las heridas con su madre, Isabel Pantoja, están lejos de cicatrizar. Esta vez, no ha sido una entrevista ni una publicación en redes sociales la que ha hecho temblar los cimientos del clan Pantoja, sino una cena. Una cita cuidadosamente planificada en el exclusivo casino de Torrequebrada, donde el DJ compartió mesa con Diego Gómez, uno de los hombres que marcó sentimentalmente a su madre y que, hasta hace poco, permanecía en un discreto segundo plano.
Este encuentro, que varias publicaciones han catalogado como una “traición”, ocurre en un momento en el que parecía que la calma en la familia podía restablecerse. Sin embargo, la realidad es muy diferente: la reconciliación entre madre e hijo se ve más lejana que nunca, especialmente tras la sorprendente decisión de Kiko de acercarse a la que fue pareja de la artista durante tres años intensos.

El “enemigo” se sienta a la mesa del hijo: una alianza inesperada
Diego Gómez, quien en su momento fue señalado como uno de los grandes amores de Isabel Pantoja, rompió su silencio hace meses en televisión, dejando entrever detalles íntimos de su relación con la artista. Aunque se mantuvo respetuoso, sus declaraciones no pasaron desapercibidas, especialmente aquellas en las que aseguraba haber vivido de cerca las luces y sombras del universo Pantoja. Ahora, este reencuentro con Kiko cobra tintes de provocación, sobre todo teniendo en cuenta el largo historial de desencuentros entre madre e hijo.
La exclusiva fue revelada por el programa ‘TardeAR’, que desveló con imágenes y testimonios que Kiko y Diego compartieron más que una charla cordial: estuvieron dos horas cenando juntos, sin esconderse, en un entorno donde ambos han sido figuras visibles. El DJ incluso había compartido contenido desde el casino en sus redes sociales, lo que dejó entrever que la visita no era casual, sino preparada y consentida.
El pasado vuelve: traiciones, prisiones y viejas heridas sin cerrar
La historia entre Isabel Pantoja y Diego Gómez no terminó bien. Su ruptura se vio eclipsada por la entrada en escena de Julián Muñoz, el entonces todopoderoso alcalde de Marbella. Con él, la tonadillera vivió un romance que acabaría en desgracia y condenas judiciales, mientras Diego quedaba al margen, observando cómo su historia con Isabel era sepultada por titulares de corrupción y celos.

A pesar del distanciamiento, Gómez siempre ha manifestado su afecto por los hijos de Isabel, especialmente por Kiko. Y aunque no lo haya dicho abiertamente, su cena con el DJ parece confirmar que ese vínculo no se ha roto. Sin embargo, el momento elegido para este acercamiento es, cuanto menos, polémico. La tonadillera se encuentra en una etapa delicada, tanto personal como profesionalmente, y este nuevo episodio promete añadir más presión a su ya frágil equilibrio emocional.
Mientras los medios intentaban obtener declaraciones, Kiko Rivera optó por el silencio absoluto, evitando confirmar o desmentir el encuentro. Muy diferente fue la actitud de Diego Gómez, quien, con tono irónico y algo nostálgico, recordó sus “viejos tiempos” frente a las cámaras. Cuando se le preguntó por el posible malestar de Isabel Pantoja al enterarse de la cena, su respuesta fue tan lapidaria como reveladora: “No me interesa lo más mínimo”. Esa frialdad, sumada al hecho de haber compartido una velada entera con el hijo de su ex, deja claro que ni Diego ni Kiko tienen intención de cuidar las formas.