Hace años, había una sección que hizo mucha fortuna en los programas de la recientemente desaparecida Raffaella Carrá, cuando en TVE jugaba a acertar un personaje famoso oculto en diferentes pistas. Aquel Si fuera donde se buscaban similitudes entre diferentes cosas y un VIP. ¿Si nos hiciéramos esta misma pregunta con Kiko Matamoros, preguntando si fuera un animal, cuál sería la respuesta?

Probablemente muchos lo vean como un tigre, agazapado con la mirada atenta, a su bola y dispuesto a enseñarte las garras a la que le tocas las narices. Otros, los detractores de Sálvame, lo verían más bien como una especie de buitre preparado para hacer sangre de las víctimas. Incluso, sus amigos quizás lo relacionarían con un oso, por tamaño. Pero ahora hemos sabido que lo que le vuelven loco son los elefantes.

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El colaborador acaba de publicar unas imágenes del safari que hizo con su pareja, Marta López, los pasados días de verano. Un viaje romántico de 15 días a África que en un primer momento se dijo que había costado una morterada, 52.000 euros por cabeza.

Él los tiene, y se los puede gastar, pero quiso salir al paso de las acusaciones justificando que a pesar de haber estado en alojamientos de primera clase, con guía, en transporte privado, haciendo cruceros, viendo cataratas en helicóptero, "el viaje rondaría los 30 mil euros aproximadamente, si hubiéramos pagado". I és que "gracias a las gestiones de Marta, que es bastante hábil, por un intercambio publicitario en Instagram, en realidad nos ha costado 4 mil euros, no más".

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Sea como sea, el álbum íntimo de la parejita feliz permite ver a Matamoros i López de cena romántica, bajando de un jeep y con declaraciones públicas de amor del colaborador hacia la mujer que quiere. Y a quien también ama mucho son a algunos de los animales que han visto en su escapada. Y en este sentido, los que han llamado más la atención de Matamoros son los elefantes.

Matamoros, fascinado, por ejemplo, con los elefantes bebés, "que son graciocísimos porque no saben usar bien la trompa". También le gustan los elefantes adultos, más creciditos, en concreto, por un gesto que acostumbran a hacer y que algunos podrían interpretar como una metáfora de lo que hacen cada tarde en el programa-cotilleo por excelencia de todas las parrillas televisivas, el Sálvame. Dice de otros elefantes que vio en Bostwana: "Se embadurnan de barro para refrescarse".

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Matamoros ha dejado atrás la fauna que se encontró en tierras africanas y ahora tiene delante cada día a otro tipo de fauna, con la que los últimos días parece que la relación es más tirante que nunca y que algunos ven como un pulso para que lo echen o le paguen más dinero. En los platós de Telecinco no hay elefantes, pero allí también se revuelcan por el barro día sí, día también.