El empresario José Elías ha vuelto a sacudir las redes. Lo hizo con un mensaje sencillo, pero sorprendente. Publicó en X: “Forbes dice que valgo millones. Pero en mi cuenta personal tengo menos de 300.000 €”. Una frase que abrió un enorme debate sobre qué significa realmente ser rico en España.
Su declaración desmonta uno de los clichés más repetidos: la idea de que los millonarios viven rodeados de dinero en efectivo. Elías quiso aclararlo desde el principio. Riqueza y liquidez no son lo mismo. Y, según él, ahí está el gran malentendido. “La gente no distingue entre patrimonio y liquidez”, insistió en su mensaje.

“Para tener liquidez tendría que vender mis empresas, pero no quiero”
El punto clave es ese. Tener patrimonio no equivale a tener dinero disponible. El empresario explicó que la mayor parte de su fortuna está ligada al valor de las empresas que posee. Muchas de ellas cotizan en bolsa. Esa valoración es la que utilizan publicaciones como Forbes para situarlo entre los más adinerados del país. Pero es un valor teórico. Cambia con el mercado. Y no se traduce automáticamente en efectivo.
Para obtener liquidez tendría que vender esas empresas. Pero no quiere hacerlo. Así lo afirmó en sus mensajes. Y ahí nace la paradoja: es millonario sin sentirse millonario. Es dueño de compañías valiosas, pero no maneja grandes cantidades en su día a día.
Elías detalló que su vida económica es mucho más normal de lo que muchos imaginan. Tiene una sola cuenta bancaria. Cobra una nómina mensual. Con ese dinero paga su hipoteca, sus facturas y sus gastos personales. “Tengo el dinero que necesito para vivir. El resto se reinvierte”, explicó. Una filosofía que, según él, le ha permitido construir su patrimonio sin acumular efectivo innecesario.

A diferencia de lo que muchos imaginan, José Elías no vive nadando en efectivo
Buena parte de su estrategia financiera pasa por su family office, desde donde canaliza inversiones y adquisiciones. Esa estructura forma parte de su patrimonio, pero no de su liquidez. No es dinero que pueda usar para comprarse un coche o pagar una cena. Es capital empresarial. Y lo defiende como tal.
Su reflexión ha generado miles de respuestas. Sorpresa. Críticas. Curiosidad. Mucha gente reconoció que no entendía la diferencia entre valor patrimonial y dinero disponible hasta leer el mensaje del empresario. Otros aprovecharon para cuestionar la forma en que los medios calculan la riqueza. Unos cuantos pusieron el foco en la diferencia entre capital productivo y ahorros personales.
El propio Elías reconoció que su presencia en la lista de Forbes le incomodó en un primer momento. “La imagen de Forbes me afectó”, admitió. Sentía que no reflejaba su realidad económica. Que mostraba una versión exagerada y alejada de su vida cotidiana.