En una entrevista que ha levantado polvareda, el empresario José Elías lanzó una advertencia directa: las nuevas generaciones rechazan de plano continuar el legado profesional de sus padres. Una frase que ha encendido el debate y que refleja un fenómeno cada vez más evidente: el desprecio de los jóvenes por oficios que durante décadas sostuvieron a miles de familias. Según Elías, el panorama es preocupante. Oficios como el de soldador, carpintero, fontanero o electricista —profesiones esenciales para el funcionamiento de la sociedad— han quedado relegados frente al boom de los “nuevos empleos digitales”. Y lo más alarmante: muchos jóvenes prefieren ser repartidores en aplicaciones o creadores de contenido antes que aprender un oficio con futuro estable.
Profesiones olvidadas: de orgullo familiar a rechazo generacional
Durante años, heredar la profesión de los padres era un honor. El hijo del panadero, del mecánico o del agricultor continuaba con el negocio familiar. Hoy, en cambio, la historia es otra: los jóvenes ya no se identifican con la herencia laboral de sus familias. Elías subraya que esta tendencia no es solo una moda pasajera, sino un cambio profundo en las aspiraciones sociales. “Eh, yo hablo con chavales y les digo, "Oye, ¿tú te planteas ser soldador?" Y te dicen: "¿Cómo? O sea, no tienen ningún pensamiento de ir a soldar nada, ¿sabes? Ellos quieren ser youtubers”, ironiza el empresario. La frase refleja una realidad escalofriante: la falta de relevo generacional en sectores clave amenaza con dejar vacíos imposibles de cubrir en el mercado laboral.
La fiebre del ‘éxito rápido’ y la crisis del trabajo manual
Lo que antes era símbolo de esfuerzo y estabilidad hoy se percibe como una condena. La obsesión por la inmediatez ha llevado a muchos jóvenes a perseguir empleos más “cool” o aparentemente fáciles: repartidores, influencers o empleados de grandes almacenes. El problema es que ese “éxito instantáneo” rara vez se sostiene en el tiempo, mientras que los oficios tradicionales garantizan ingresos sólidos y constantes. Sin embargo, el atractivo de un sueldo rápido y flexible en plataformas digitales parece pesar más que la visión de un futuro seguro en un oficio heredado.
El impacto no es menor: miles de empresas familiares corren el riesgo de desaparecer por falta de relevo generacional. Según Elías, no son pocos los empresarios que buscan desesperadamente a alguien que continúe sus negocios. Panaderías, talleres, carpinterías o restaurantes cerrarán sus puertas no porque no tengan clientes, sino porque los hijos de los dueños optaron por profesiones alejadas del legado familiar. El empresario incluso apunta que existe un nicho millonario en la compra de negocios familiares sin sucesores. Un escenario que podría beneficiar a inversores con visión, pero que marca una auténtica tragedia para el tejido social de pequeñas y medianas empresas.
A pesar del tono sombrío, Elías sostiene que en medio de esta crisis se esconde una oportunidad dorada: el que decida aprender un oficio será un rey en el futuro. Y no le falta razón: a medida que disminuye la mano de obra cualificada, los pocos profesionales que se mantengan en pie serán altamente valorados y mejor pagados. La pregunta es evidente: ¿qué pasará cuando no haya suficientes soldadores, electricistas y carpinteros para cubrir la demanda? El futuro podría estar marcado por una escasez brutal que, paradójicamente, hará más rentable que nunca dedicarse a esos oficios que hoy los jóvenes rechazan.