Jordi Cruz ha decidido dar un paso firme en su manera de moverse por la ciudad y ha dejado atrás la moto de gasolina para apostar por la movilidad eléctrica. No se trata de una elección estética ni de una moda pasajera, sino de una decisión práctica, meditada y coherente con el ritmo de vida que arrastra desde hace años. El chef, siempre con la agenda al límite, ha encontrado en este cambio una forma de ganar tiempo, comodidad y tranquilidad en su día a día.
La realidad es que desplazarse nunca ha sido sencillo para él. Entre los constantes viajes a Madrid por compromisos profesionales y la gestión de varios restaurantes repartidos por Barcelona, moverse era una de las partes más desgastantes de su rutina. Jordi Cruz reconoce que durante mucho tiempo perdió horas y energía en trayectos innecesariamente complicados. Ahora, la prioridad para él es clara. Debe hacerlo fácil, ágil y sin que el transporte se convierta en un problema añadido.
Moverse mejor para vivir mejor
De este modo, la movilidad eléctrica se ha integrado de forma natural en su vida. Cruz combina el tren para los desplazamientos largos con vehículos eléctricos para moverse por la ciudad. El resultado es inmediato, con menos ruido, menos estrés y una sensación de fluidez que antes no sentía antes. Circular en silencio, evitar atascos y simplificar los recorridos urbanos ha cambiado su relación con Barcelona.

Y es que no se trata solo de rapidez. Para Jordi Cruz, moverse bien significa no llegar cansado antes de empezar a trabajar, no acumular tensión innecesaria y sentir que el transporte juega a favor, y no en contra. La ciudad, desde esta perspectiva, se vuelve más amable y manejable.
Conciencia, ahorro y responsabilidad personal
La realidad es que detrás de esta decisión hay también una reflexión más profunda. Cruz habla de conciencia social y ambiental sin dramatismos, pero con convicción. El cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos han sido una llamada de atención clara. Para él, la respuesta no puede depender solo de gobiernos o grandes decisiones políticas: cada persona puede aportar su parte.
Así pues, su apuesta por la movilidad eléctrica se completa con otras medidas como el autoconsumo energético en casa. Dice que hace tres años que no pisa una gasolinera, un dato que resume mejor que cualquier discurso el impacto real del cambio y que dice con mucho orgullo. Frente a las dudas habituales sobre costes o baterías, su experiencia es directa: ha ahorrado emisiones, ha reducido gastos y ha ganado una satisfacción personal que no esperaba. Para Cruz, avanzar no es correr más, sino hacerlo de forma más inteligente y responsable.