Uno de los programas históricos de Telecinco fue uno que a finales de los 90 era un must obligado, especialmente entre todos aquellos amantes de la televisión irreverente, atrevida y que atizaba a los poderosos y hacía lo que tanto se echa de menos a menudo: escupir hacia arriba. Caiga quien caiga fue oxígeno para los espectadores, una propuesta necesaria que hacía temblar a los políticos del país y al resto de entrevistados.
Javi Martín en 'Caiga quien caiga', el año 1996 (Telecinco)
Un programa que empezó a emitirse en el año 1996 y que en una primera etapa, hasta el 2002, popularizó a los hombres de negro, los reporteros sarcásticos y atrevidos que amenazaban a los famosos con su micro y sus preguntas punzantes. Una fábrica de talentos donde fueron a parar Pablo Carbonell o Gonzo. El programa lo presentaba el Wyoming, flanqueado a derecha e izquierda por Juan de la Iglesia y Javi Martín. Este último, actor que participó en series como Aída o Más que amigos, tocó la fama de bien cerca al sentarse cada domingo ante los espectadores con sus gafas oscuras. Entonces, tenía sólo 24 años. Ahora tiene 48. Y su vida ha cambiado como un calcetín.
Javi Martín, ahora (Telecinco)
Después de aquel y de muchos otros programas y series, la vida de Martín cambió el año 2012, cuando entró en una grave depresión y le diagnosticaron trastorno bipolar. A pesar de tener trabajo y el apoyo de la familia, no era capaz de reponerse, y tocó fondo, incluso, con la voluntad firme de suicidarse. De todo ha hablado con Jorge Javier Vázquez en el Sálvame. “Yo pasé una depresión muy fuerte. Llegué al límite. estaba descontrolado, me afectó al trabajo. En mi caso, yo tenía una vida feliz, trabajo, dinero, pareja, familia... Hasta que me vino el trastorno mental".
Jorge Javier Vázquez y Javi Martín en 'Sálvame' (Telecinco)
"Empecé a hacer cosas estrañas, hablar de manera extraña... A mucha gente en la bipolaridad le da por el tema de la espiritualidad, ves realidades paralelas, tienes una sensación de telepatía, conexión extrasensorial… Yo no quería tomarme las pastillas porque creía que estaba bien". Un infierno al que poco a poco se entregó y que, como ha dicho en alguna otra entrevista, "El dolor es tan fuerte, el sufrimiento, la angustia…El sufrimiento era tanto que me quería quitar la vida, llegué al límite, en el último segundo pensé que no podía hacerle eso a mi pareja y a mis amigos”. Eso sí, Martín ha querido exponer su dramática experiencia para dar un mensaje: hacen falta más esfuerzos y recursos en la medicina que trata los problemas mentales.
Esperemos que sirva su sincero y sobrecogedor testimonio para que alguien tome cartas en el asunto.