Si Jair Domínguez no existiera, haría falta que alguien lo inventara. Pero sería imposible imaginar a alguien como él, un verso libre, un enfant terrible, un tipo que tiene el valor, las narices, la personalidad y la libertad para decir lo que le sale del moño ("no caemos bien a gran parte de nuestros jefes, pero nos da igual porque hemos hecho lo que nos ha dado la gana"), a menudo, de padre y muy señor mío, cosa de la cual es consciente. Una persona acostumbrada a atravesar líneas rojas con su humor, su ácida mirada, sus comentarios provocadores, y que suele poner el dedo en la llaga, especialmente en las Españas, donde tiene más de un enemigo. Ya sea vía sus programas y colaboraciones (El Búnquer de Catalunya Ràdio, Està passant a TV3...), vía redes sociales, vía entrevistas, Jair, cuando abre la boca, nunca deja a nadie indiferente. Todo lo contrario. Y ahora lo ha vuelto a demostrar en el programa Llapis de memòria de la Ser Catalunya, en una conversación deliciosa con Gisela Rodríguez.

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Jair Domínguez / IG

Un Jair (que acaba de publicar nueva novela, Els Xiprers) que la próxima temporada ya no oiremos en El Búnquer con Peyu y su pareja sentimental, Neus Rossell, porque el programa se acaba, una voluntad de cerrarlo en su momento más alto. "Hemos hecho una gira que ha sido un éxito, tenemos tiempo a hacer otras cosas". En el programa las ha dicho y hecho de todos los colores, o antes en el Bricoheroes también con Peyu, y aquella polémica en el Bestiari il·lustrat, cuando hacía ver que disparaba contra el rey Juan Carlos. Y en España, eso y los comentarios que ha hecho no han sido recibidos precisamente con los brazos abiertos. Hace poco, el diario Ara le preguntaba si volviera a tener una escopeta de juguete, a quién pondría en la diana, trece años después...: ¿"A quién metería, hoy? Al rey actual, por ejemplo. Este siempre, de serie. ¿Entonces, quién son los herederos de Millet? Es muy complicado de decir. Pero metería a Abascal, seguro. Y de catalán, Ramon Espadaler, porque simboliza todo lo que detesto de Catalunya". Felipe, Santiago Abascal y el conseller de Justicia ex de Unió y ahora en el gobierno del PSC: Ramon Espadaler.

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Jair Domínguez / IG

Domínguez sabe que cuando abre la boca, sube el precio del pan. Nunca dice nada en balde, y aunque lo hace con un espíritu provocador, de sacudir conciencias, hay quien se lo toma a rajatabla. "Ahora digo menos burradas. Yo, si he dicho alguna burrada, no era con ánimo de ofender. Inconscientemente seguro que me he autocensurado, no por no tener ganas de decirlo, sino para no alimentar la bestia". Él es consciente de que "A mi no me pasan ni una, el otro día me acusaron de una barbaridad que no dije, y mira que digo burradas". Y especialmente beligerantes con él están en España, donde "las cosas se ven diferentes, en España he tenido problemas grandes de amenazas, pero nunca me lo he tomado seriamente, en Catalunya me conocen más y saben que no suelo frenarme cuando digo cosas o no tengo muchos filtros, pero la gente de España es diferente".

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Jair Domínguez / IG

Amenazas que incluso han llegado a límites como "'bueno, vamos a ir a buscarte a casa a matarte'". Él, sin embargo, "nunca me lo he tomado seriamente porque sé que la gente se calienta mucho por las redes y después, a la hora de la verdad, nada." Y una de las cosas que recuerda que hizo indignar más al personal fue "cuando dije que lo que necesitaba España para reaccionar era un accidente que se mataran los de la selección"... Con la Roja hemos topado... Jair entiende "que puede parecer una burrada, pero si miras más allá, estábamos en un momento que económicamente el país se estaba yendo a tomar por saco y culturalmente también, y teníamos a la gente enganchada al fútbol y solo estábamos para eso. Si haces una crítica normal, medida, nadie se da por aludido. Pues dije, ostras, vamos a subir un grado más en la intensidad y realmente me pasé".

Una conversación que vale mucho la pena.