Íñigo Onieva y su suegra, Isabel Preysler, viven un gran distanciamiento, según publicó Semana, la socialité habría dejado de seguir en Instagram a su yerno, un gesto que no pasó inadvertido entre los círculos más cercanos de la familia Preysler-Falcó. Pese a lo silencioso del movimiento —la madre de Tamara Falcó cuenta con un equipo que gestiona sus perfiles—, la ausencia de esa conexión digital habla de un enfriamiento real en la relación entre ambos. 

Íñigo Onieva se siente desplazado 

La tensión se hizo especialmente palpable cuando Íñigo Onieva advirtió su malestar por no aparecer en la portada de ¡Hola! dedicada al bautizo de Martín Verdasco. Tal y como contó OKDiario, el empresario interpretó su exclusión de la imagen familiar como un desplante intolerable. Isabel, preguntada al respecto, eludió defenderlo y derivó la responsabilidad a la revista: “Preguntadle a ¡Hola!” fue su única respuesta, un síntoma más de que, al menos públicamente, no está dispuesta a zanjar el asunto en favor de su yerno. 

Íñigo Onieva / Gtres
Íñigo Onieva / Gtres

No obstante, el frío mutuo no impidió que madre e hijo político compartieran escenario en el estreno de la ópera Mitridate en el Teatro Real. Las imágenes muestran a Onieva ayudando a Preysler a subir al coche, gesto cordial que el empresario acompañó con un escueto “Por supuesto” al ser preguntado si aún mantenían buen trato. Sin embargo, aquel “sí” carecía del brillo de un vínculo familiar armonioso y refuerza la idea de que cualquier encuentro entre ellos se ha convertido en una cuestión puntual y obligada, más que en una reunión armoniosa de la familia marcada por el afecto mutuo. 

Tras aquella alfombra roja, Íñigo dejó entrever a su entorno que solo estaría dispuesto a ver a su suegra en actos ineludibles: bautizos, bodas, eventos oficiales o foros en los que la presencia de Isabel como matriarca fuera imprescindible. En el día a día, prefiere mantener las distancias y salvaguardar su privacidad y la de su esposa. La rutina del matrimonio Onieva-Falcó se rige ahora por agendas separadas: él, volcado en la gestión de su restaurante y nuevos proyectos de restauración; ella, entre compromisos televisivos y planes familiares con la intimidad que le concede su posición de marquesa. 

Tamara Falcó está a favor de Íñigo Onieva 

Ese alineamiento de Tamara Falcó con la postura de su marido ha tenido un efecto colateral en la relación madre-hija. La heredera de Griñón, que antaño compartía con su madre paseos, almuerzos y escapadas, asiste ahora a menos encuentros con Isabel.  

Tamara Falcó / Instagram
Tamara Falcó / Instagram

Tamara ha reconocido en El Hormiguero que, aunque mantiene el contacto frecuente y ha disfrutado de momentos privadas —Navidades, su cumpleaños—, la propia Preysler está “en Miami con mis sobrinos” y las apariciones públicas de ambas coinciden cada vez menos. Ese reposicionamiento no es fruto de un enfriamiento directo entre madre e hija, sino de la nueva dinámica familiar y de la voluntad de Onieva de que su suegra solo forme parte de su círculo cuando la ocasión realmente lo demande. 

En el fondo de este distanciamiento late un choque de percepciones: Isabel Preysler, reina de corazones y experta gestora de su marca personal, concibe la familia como un frente unido y las redes sociales como escenario de lealtad. Íñigo, en cambio, valora el control de su imagen y prefiere evitar cualquier situación que pueda interpretarse como imposición o etiqueta social.