No queda duda a día de hoy que Britney Spears pasará a la historia como una de las grandes artistas de la industria de la música. A día de hoy no está en la industria, pues se desempeña como ghostwriter para otros artistas, pero está absolutamente segura de que no volverá a subir a un escenario como hacía en antaño. Y esto se debe a la horrible experiencia que sufrió mientras era monopolizada y explotada por su padre durante toda su carrera.

Resulta muy trágico leer esto cuando ella misma ha contado en sus memorias, “La mujer que soy”, que cantar es algo que la hace “sentir dueña de su esencia”, una pasión que ama y que la llevó al estrellato bajo la gestión incorrecta, pero el talento, la pasión y las ganas estaban ahí sin lugar a duda, pero fueron extinguidas por una explotación inhumana. Esto evidentemente llevó a Britney Spears a pasar por malas experiencias en su camino al éxito, además de su tiempo como artista. Y es que además de la industria de la música probó suerte en otros ámbitos, como el cine, pero fue una experiencia tan breve que con esto basta para saber que no le gustó para nada el acercamiento.

Un papel del que Britney Spears no supo escapar

En el año 2001, la artista se vio frente a su primer papel en la industria del cine, donde participó en la cinta “Crossroads: Hasta el final”. Esta película estaba escrita por Shonda Rhimes y la directora fue Tamra Davis, y lo mala que fue la experiencia se muestra desde la recepción de la cinta, que fue un fracaso en taquilla. Dentro de la película, Britney Spears interpretaba a una chica de nombre Lucy Wagner, en la historia escribía poemas dedicados a su limbo existencial, pues era muy mayor para considerarse una niña, pero muy joven para considerarse una mujer, y en la cinta deberá afrontar un viaje a Hollywood junto a dos amigas. Lo que más perjudicó a la artista en su momento fue el papel en sí. Como ella misma narra en sus memorias, el papel de Lucy Wagner fue devastador para su salud mental en el sentido de que, al funcionar como actriz de método, meterse en el papel era indispensable, pero luego no supo cómo “volver” a ser su persona usual.

Britney Spears se convirtió en Lucy Wagner en todo sentido

Lo que narra Britney Spears es lo que la alejó de dedicarse al cine, teniendo en cuenta que siempre tuvo claro que su pasión era cantar y bailar, y se dedicó a ello hasta que no pudo más. Pero el cine le quedó como una experiencia de vida de la cual aprendió ciertas cosas.