El Fortuna es, con gran probabilidad, el barco español más famoso de este siglo. Un yate que costó 20 millones de euros y que, en el año 2000, un grupo de empresarios mallorquines regaló al rey Juan Carlos. Desde entonces, era bastante habitual ver cómo la familia real española salía a navegar en él. Hasta que en 2013, un año antes de su abdicación, el monarca renunció a él. Patrimonio Nacional lo devolvió a sus compradores, que se lo quitaron de encima. Lo mismo que intentan hacer ahora, sin éxito, sus propietarios actuales.

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Cuando Patrimonio Nacional les devolvió el Fortuna, el grupo de empresarios que lo habían comprado intentaron colocarlo por la mitad de precio. Pero no hubo manera. Finalmente, la firma naviera Baleària adquirió el yate de Juan Carlos por 2,2 millones de euros. Una cifra muy inferior a su precio inicial, que era de 10 millones. Los nuevos dueños le hicieron un lavado de imagen cambiándole el nombre: de Fortuna a Foners. Aun así, un mal negocio. Y aunque han intentado venderlo por partes o alquilarlo, nunca lo han conseguido. Así que ahora vuelven a ponerlo en venta, tal y como revela el portal 'Vanitatis'.

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"Los dueños del yate Fortuna, desesperados: lo rebajan prácticamente a la mitad", publica 'Vanitatis'. Los amos actuales del barco, que tiene 42 metros de eslora y cinco camarotes dobles, le pusieron un precio de salida de 3,9 millones de euros. Para hacerlo más atractivo, incluso lo anunciaron como "el yate más rápido del mundo" (llega a una velocidad de 65 nudos, que equivalen a 125km/h). Pero como no conseguían que nadie se fijara en él, ahora han decidido venderlo por 2,2 millones (lo mismo que les costó a ellos y 1,7 millones de euros menos de lo que pidieron en un principio).

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De momento, nada de nada. Como les pasa a los republicanos con Juan Carlos, los posibles compradores no quieren oír hablar del yate real.