Ferran Adrià aparcó las cocinas al cerrar el Bulli, aunque se dedicó durante estos últimos años a la investigación gastronómica. Aún conseguir un sinfín de reconocimientos a nivel internacional, considerado el padre de la cocina de vanguardia, nunca ha perdido sus orígenes que le mantienen con los pies en la tierra. Es un amante de Barcelona, la ciudad en la que nació y nunca ha abandonado. Natural de L’Hospitalet de Llobregat, vive en un piso en la Plaza España de Barcelona.

Desde que era un adolescente tenía claro que le apasionaban las cocinas, su padre, un estucador, quería que estudiase empresariales en la universidad, pero él renunció. En verano daba sus primeros pasos colaborando con algunos bares de tapas y casas de comidas costeras. Justo cuando realizaba el servicio militar con la Armada en Cartagena, recibió una oportunidad para trabajar en ‘ElBulli’ como pinche. Dos décadas después él mismo lo convirtió en el mejor restaurante del mundo hasta en cinco ocasiones.
No realizó ningunos estudios relacionados con la cocina, siempre ha sido autodidacta. Con todos sus éxitos, el catalán siempre ha sido muy tímido y humilde, nunca ha olvidado de dónde viene. Siempre ha contado que suele vestir de negro porque se casó de la típica chaquetilla blanca que usan todos los chefs. Incluso si hubiese vuelto a nacer no habría sido cocinero, le hubiese gustado dedicarse al fútbol por su pasión por el Barça, su mejor equipo.
Ferran Adrià no tuvo hijos porque era incompatible con su ritmo de vida
Ferran Adrià no tiene carnet de conducir, suele ir andando a todos los sitios, y es que no le importa porque no suelen reconocerle. Vive en un apartamento situado en plena Plaza de España de Barcelona, aunque pasa mucho tiempo en el final de Cataluña, el cap de Creus, donde se encuentra la sede de la Bulli Foundation. Desde 2002 comparte su vida con Isabel Pérez Barceló, vocal de la mencionada foundation, y su fiel escudera. Es su sombra y está prácticamente en todas las reuniones, ya que ella sabe idiomas y ejerce como traductora. Él solo sabe catalán y castellano.
Debido a su implicación al 100% en sus proyectos, Ferran Adrià nunca ha tenido hijos. No les hubiese podido dedicar el tiempo merecido. En alguna ocasión llegaron a planteárselo, pero nunca llegó, priorizaron el restaurante.
Nunca se ha hablado del dinero que habría hecho Ferran Adrià con ‘ElBulli’ y otros proyectos. Nunca ha querido hablar de temas económicos. Ahora aparece alguna vez en una entrevista, pero poco a más. Continúa vinculado a la gastronomía, pero de una forma más tranquila.
