Blas Cantó acaba de publicar su primer libro, Historia de una estrella sin nombre, un éxito en este Sant Jordi veraniego, donde el ex integrante de Auryn repasa los momentos que más le han marcado en su vida personal y profesional. Aprovechando el lanzamiento, el artista murciano se abre emocionalmente y nos explica en exclusiva para En Blau cómo está viviendo la actual pandemia, revela cada detalle sobre su autobiografía y dibuja el camino a Eurovisión 2021 y su segundo disco.

¿Cómo has pasado el confinamiento?

Como todo el mundo. Nos ha tocado vivir lo mismo. Creo que esta crisis ha despertado una oleada de empatía importante. Me quedo con esto, que es lo mejor que nos ha pasado durante la epidemia.

Acabas de publicar tu primer libro. ¿Por qué nace Historia de una estrella sin nombre?

Hasta hace poco, me parecía que era demasiado pronto para escribir sobre mi vida. Aunque, si lo piensas bien, el tiempo pasa rapidísimo. Hace dos décadas que estoy en la música y he tenido la oportunidad de vivir muchas cosas que ahora quiero compartir.

¿Cómo ha sido la acogida de tu obra?

Muy positiva. La gente, a pesar de conocerme, me ha redescubierto, y esto es lo más interesante.

¿Ha sido complicado condensar 20 años en los escenarios?

Nada es fácil en esta vida. Lo que es fácil es estar en casa y esperar a que llamen a la puerta. No creo en la magia de la suerte, sino que hay que buscarla.

¿Cómo definirías tu carrera?

Como unas oposiciones.

Eurojunior es tu punto de partida. ¿Qué recuerdo guardas de esta experiencia?

Es cierto que mediáticamente fue lo más importante que me pasó de pequeño. Conocer la fama con solo 11 años te da una visión de ella más normal cuando tienes 28.

O cuando llega Auryn.

Exacto. Normalicé la popularidad porque ya había vivido aquella sensación, aunque en otra escala, durante mi infancia. Agradezco haberlo vivido porque fue un aprendizaje para lo que vendría después y, en cierto modo, ha permitido que, de adulto, no se me haya ido la cabeza.

La boy band ocupa un buen grueso de páginas. ¿Cómo ha quedado vuestra relación?

Siempre mantenemos el contacto. Pese a las desavenencias, somos como una familia. Estoy contento de todo lo que me ha pasado con el grupo y lo que esté por venir, bienvenido sea.

También dedicas líneas a Tu cara me suena. ¿Qué supuso este programa en tu camino?

Me ayudó a crecer. Conocí a Beatriz Luengo, Yolanda Ramos y Canco Rodríguez, a tanta gente que me hizo despertar y disfrutar del espectáculo. Aquella época fue muy dura porque salía de Auryn y empezaba de nuevo como artista.

¿Cómo has vivido la cancelación de Eurovisión 2020?

Pienso que no estábamos preparados para hacer un festival sin público. Eurovisión está concebido para todos aquellos que siguen el formato. Tampoco le veo mucho sentido celebrarlo cada cual en un plató desde su país. No habría la misma energía y las televisiones no estarían en igualdad de condiciones a la hora de competir. Anularlo fue la decisión más responsable.

¿Qué piensas de los “eurofans”?

Son muy intensos, para lo bueno y para lo malo. Son como el tiempo. Un día están eufóricos y al siguiente lo contrario. La vida es así. Yo tampoco me siento igual hoy que ayer, ni hoy que mañana.

¿Cómo recibieron Universo?

A algunos les convencía, y al resto no les gustaba. Unos querían una canción rápida para captar la atención de los espectadores y otros me pedían una balada para emocionar. Los entiendo, porque a mí también me gusta tanto la música que lo escogería todo, pero hay que decantarse por un estilo. 

Y a veces el público también se cree realizador, técnico de iluminación, estilista…

A mí también me pasa. Creo que es importante estar involucrado en cada uno de los aspectos de un proyecto, evidentemente, dejando la batuta a los profesionales, pero hay cosas que uno sabe cómo las quiere hacer y por qué. No he tenido nunca miedo de aportar mis ideas.

¿En qué posición crees que te habrías clasificado?

Eurovisión es una caja de sorpresas. A veces, los favoritos acaban en la cola y los que menos te lo esperas los ves arriba en la clasificación. La venda de Miki lo petó en nuestro país y Europa, pero en la competición no acabó de funcionar. Como es tan impredecible, intento no pensar en ello.

¿Crees que podríamos ganarlo?

Llevo el espíritu de ganador desde el momento en que decido representar a España en el concurso.

¿Qué se necesita para gustar en el formato?

Más allá que la melodía sea buena o de la puesta en escena, es necesario llevar tu historia, como Conchita Wurst, Salvador Sobral o Duncan Laurence. Todos ellos son referentes emocionales que supieron conectar con el público.

¿Qué canción tienes pensada para el próximo año?

Trabajo en ello cada día. Hace poco, con Duncan hemos estado componiendo. Quien sabe si el tema será para el festival. Ojalá podamos ir el 2021 con una composición suya. Sería interesante porque ya ha vivido esta aventura.

De momento, hablamos de una colaboración.

Claro, hoy por hoy, solo es esto, pero me hace muy feliz trabajar con gente como él porque me aporta algo diferente. Su creatividad es infinita.

Como en castellano, inglés y francés este año, ¿te escucharemos promocionar tu próxima candidatura en las lenguas cooficiales del Estado?

Me gusta la idea y me ilusiona poder cantar en todos los idiomas posibles. Ya lo contemplaba para esta edición fallida y lo sigo pensando para la siguiente.

¿Cuál es el consejo que te acompaña siempre?

Ser honesto y escucharse a uno mismo.

¿Te dejas llevar por lo que dicen los demás?

Está bien dejarse aconsejar. Escucho a todo el mundo, pero si no pongo freno me vuelvo loco.

En las últimas semanas has hablado públicamente de la ansiedad. ¿Cómo la gestionas?

Yendo al psicólogo. Creo que debemos normalizar el hecho de ir. A que cuando te hace daño algo, ¿vas al médico para ver que te pasa? Con la cabeza es lo mismo.

Te hemos visto cantar recientemente con Kelly Clarkson y Pastora Soler. ¿Cómo ha ido?

Ha sido espectacular. Cantar con Kelly Clarkson es un sueño hecho realidad y Pastora Soler se ha volcado mucho conmigo. Son dos joyas y colaborar con ellas es una gran carta de presentación. Aun así, me ha cogido en un momento difícil. El coronavirus, el aplazamiento de Eurovisión y el fallecimiento de mi padre han hecho que no lo disfrutara como me hubiera gustado. Es importante estar en un buen momento personal para aprovechar los pasos profesionales.

¿En qué estás trabajando, ahora que arranca la nueva normalidad?

Estoy con un nuevo proyecto, escribiendo y buscando nuevos sonidos. También me hace muy feliz actuar a final de mes en dos conciertos, en Madrid y Segovia, donde cantaré nuevo repertorio.

¿Te consideras una estrella sin nombre, como el título de tu libro?

La estrella que llevo en el bolsillo va sumando etiquetas. Primero, fui el de Eurojunior. Después, el de Auryn. Más tarde, el de Tu cara me suena. Ahora soy el de Eurovisión.

¿Cómo quieres que te recuerden, en este sentido?

Como quieran. Hay quién recuerda como me llamo y otros que te relacionan por algo. Estar en la vida de la gente es con lo que me puedo quedar.

¿Cuál es el fragmento que más te emociona de tu obra?

Me gusta recordar de donde vengo. Mucha gente que me ha ayudado a llegar donde estoy ahora.

Tuviste que reescribir la última parte por la anulación del certamen. ¿Cómo sería el final ideal de esta primera entrega?

Blas Cantó ganó Eurovisión. Sería genial cerrar con broche de oro. Si no, simplemente, Blas Cantó hizo una actuación estelar.