A David Muñoz no le han regalado nada. Es uno de los chefs con mayores reconocimientos. Galardonado en varias ocasiones como el mejor chef del mundo y con un restaurante triestrellado. Reconocimientos a su cocina creativa e innovadora. A día de hoy es uno de los grandes referentes de la alta cocina a nivel mundial, y eso ha sido porque no ha faltado ni un solo día a las cocinas de su negocio. Un jefe es el primero que debe sacrificarse por el proyecto.
Gracias a alguno de sus documentales y sus entrevistas se ha descubierto la sacrificada vida laboral de David Muñoz, que en sus inicios dormía en el cuarto de la despensa. No llevaba una vida saludable, pero todo cambió cuando empezó a practicar deporte diariamente. Se ha convertido en algo imprescindible en su vida para liberar todo el estrés y la ansiedad de su cuerpo. Es una persona muy exigente consigo misma, y siempre quiere superarse.
El chef asegura que tener diferentes negocios no surge de una visión empresarial, sino de su “necesidad de cocinar muchas cosas. Y la consecuencia ha sido que llegamos a todo tipo de público. Soy tan feliz cocinando una experiencia en un tres estrellas Michelin que es tendencia mundial como preparando un pollo frito que va a estar en un food truck, pensando unos roscones que van a estar en Navidad en un retail o haciendo platos de inspiración callejera en StreetXO”.
David Muñoz no ha faltado ni un solo día a su restaurante
David Muñoz no ha faltado a sus restaurantes ni el día que nacieron sus dos hijos porque para él “la filosofía debe ser la misma: intentar que cada día tu producto esté mejor, que tú cada día seas capaz de mejorarlo y que lo que hagas, como concepto sea lo mejor del mundo. Yo me levanto cada día pensando en qué puedo mejorar de mí mismo con respecto a ayer”.
En todos los restaurantes es él quien está detrás del proceso creativo, aunque ha sabido delegar a sus personas de confianza, es él quien tiene la última palabra. “Las trabajo con el equipo, pero no tengo un equipo creativo ni una cocina de creatividad, aunque pueda parecer sorprendente. Eso no quiere decir que no me gustaría tenerla, pero aún no hemos sido capaces de encontrar el lugar ni la estructura”, explica.
No obstante, y pese a poder ceder muchas de sus funciones, en la charla admite que “sigo trabajando mínimo 10-12 horas al día, seis días a la semana. Y durante muchos años he dormido en mi restaurante, he sido mileurista incluso con 3 estrellas Michelin, porque todo lo que tenía lo reinvertía constantemente, iba al límite”.
