Amiga de Kylie Jenner, pero nació en Sant Esteve Sesrovires, Rosalía es una artista internacional que arrasa en todos los escenarios del mundo. Eclipsaba a los expertos del flamenco con su primer proyecto, Los Ángeles, saltaba a la fama con el Tra Tra de Malamente y la historia de El Mal Querer, y, por si no había sorprendido lo suficiente, apostaba por un proyecto completamente diverso nombrado Motomami. Una estética, un sonido y una imagen completamente diferente del que estábamos acostumbrados y es que, se trataba de un álbum dirigido al panorama internacional, es decir, a su nivel. Pero mucho antes de llenar estadios en América, Europa y cualquier lugar del mundo, ella estuvo luchando por ganarse su reconocimiento. Poco a poco fue subiendo escalones hasta de golpe, dar el gran salto mundial, y aquí sí que no pudo mirar atrás, solo podía brillar con los más top.

Ni sus múltiples actuaciones en los MTV, ni sus publicaciones con el clan de las Kardashians nos sorprendieron, desde antes de pisar el Coachella, que la industria musical le daba su lugar para triunfar. Rosalía presentaba un proyecto único y diferente, mezclaba la música flamenca, la urbana y las letras innovadoras, además, lo presentaba en una estética única. Son muchos los elogios que nos salen hacia la Motomami, pero el cierto es que se lo ha ganado toda solita. Eso sí, los inicios no serían fáciles, cuando menos, el recuerdo de su paso por Tú Sí que Vales con quince años nos dejaba de piedra, la evolución vocal es evidente, pero la actitud imparable ya era. Finalmente, lo acertó en mundo del flamenco, estudiando a fondo esta modalidad y conquistando a los profesores y cantaores más emblemáticos. La voz de la catalana robó el corazón de los oídos más finos, hay que incluso la animaron a fusionarse con sus clásicos.

La hemos visto cantar con Niña Pastori, tiene un vínculo de amistad con Alejandro Sanz y ha versionado temas antiguos el flamenco como Catalina de Manuel Vallejo, pero lo que no sabíamos hasta ahora era su estrecha relación profesional con uno de los dúos más icónicos de la historia musical española: Camela. Sí, lo habéis leído bien. Resulta que la catalana y el dúo de cuñados llegaron a tener en manos un asunto más especial que tan solo una admiración mutua. Atención, Rosalía tenía que ser ni más ni menos que la voz del remake del tema por excelencia de Camela: Cuando zarpa el amor. Una noticia bomba que soltaban recientemente los dos intérpretes de la canción a Jordi Évole. Ángeles y Dioni fueron los dos protagonistas de la última entrega de Lo de Évole, y durante la conversación destapaban el secreto que habían ocultado de hace tiempo con Rosalía: su colaboración musical fallida.

La pareja artística confirmaba que su featuring con Rosalía estaba a punto de cocerse en el horno, cuando: "De hecho ya lo teníamos hablado, era su canción favorita. Hablaba con ella y estaba superilusionada. Claro dio lo salto y entonces... ella se disculpó. Nos dijo mira, lo siento chicos, no puedo llevar a cabo esta colaboración" explicaban Ángeles y Dioni. Unas declaraciones que hacían poner las manos en la cabeza a todos los seguidores y fanáticos de la canción. ¿Quién no ha cantado alguna vez en todo pulmón Dime que sientes lo mismo que yo Dime que me quieres, dímelo"? Seamos sinceros, haber podido hacerlo con una versión de Rosalía hubiera sido una bomba, un temazo en todas las discotecas y fiestas de pueblo.

Según las declaraciones, interpretamos que la colaboración musical estuvo a punto de realizarse en el momento clave de la carrera de Rosalía, justo cuando esta tuvo que proyectar su imagen al panorama internacional. Por este motivo, ni su equipo asesor, ni managers, ni representantes le debieron aconsejar que optara por estrenar un tema con Camela, antes que un single con Billie Eillish o The Weekend, estaba claro que tenía que escoger. Rosalía no podía mirar atrás, tenía que proyectar su Motomami era, para llegar a la cumbre de lo más alto, y por ello, a veces hay que sacrificarlo todo.