Circulan nuevos rumores sobre una posible ruptura entre Charlene y Alberto de Mónaco. La princesa ha regresado tras un año de ausencia. En febrero del año pasado acudió a Sudáfrica para un acto público y sufrió una infección por la que tuvo que ser intervenida de urgencia. Meses más tarde  ingresó en un centro psiquiátrico para superar su adicción a los somníferos. Se la llama “la princesa triste”. Nunca sonríe en las fotos e intenta mantenerse alejada de Alberto, y es que Charlene se casó por obligación, y también tuvo a los niños por contrato.

El día de la boda iba a huir pero la pillaron. Charlene tuvo que casarse con Alberto y mantener el matrimonio durante un mínimo de cinco años. Además, varios rumores apuntan que el príncipe podría ser homosexual. Por este motivo, la nadadora sudafricana habría tenido sus hijos mediante inseminación in vitro. Los príncipes nunca habrían tenido relaciones íntimas.

Charlene de Mónaco EFE
Charlene de Mónaco EFE

Charlene es para Alberto una tapadera. La princesa quería marcharse a vivir a Suiza. Sin embargo, su todavía marido le habría puesto una serie de condiciones para ser libre. La más importante continuar con su agenda pública, como si nada hubiese pasado. A cambio percibirá una recompensación de 12 millones de euros anuales.

Charlene y Vladislav Doronin mantienen el contacto 

Aunque Alberto de Mónaco no confirma los rumores de un posible divorcio, Charlene está triste y se apoya en otras personas. Su mejor amigo es en estos momentos es Vladislav Doronin, un billonario ruso y ex novio de la supermodelo Naomi Campbell.

Nunca se había hablado de esta relación, pero existen fotografías de la princesa con el ex de Naomi Campbell en la gala benéfica a favor de la lucha contra el sida que se organiza durante el Festival de Cannes en 2011.

Charlene de Mónaco EFE
Charlene de Mónaco EFE

La modelo de 51 años y el magnate inmobiliario y hotelero de 59 mantuvieron una relación sentimental entre 2008 y 2013 que terminó fatal. Él la demandó por quedarse una parte de su dinero y pertenencias por valor de más de tres millones de dólares. El ruso tampoco tiene un expediente intachable. El año pasado fue condenado a pagar un millón de euros de multa y a derribar una mansión que se ha construido irregularmente en San Josep (Ibiza).

Aunque no existen fotografías actuales, Charlene y Vladislav mantienen un estrecho contacto, más ahora que el matrimonio entre los príncipes de Mónaco no pasaría por su mejor momento. Es su paño de lágrimas.