Uno de los jugadores más queridos por los culés, porque era de casa, formado en La Masia, leridano, y muy joven cuando llegó al primer equipo, es Bojan Krkic. El de Linyola, joya del plantel, superó diferentes récords de precocidad, pero una vez como profesional, la cosa no fue tan exitosa como todo hacía prever. La constante presión que había en torno a su figura hizo que sufriera diferentes ataques de ansiedad y aunque todavía tiene solo 33 años, ya hace un tiempo que colgó las botas. Sin embargo, era como el yerno perfecto que todas las madres querían. Cara de buen niño, lo que es, modesto, trabajador, tímido y una persona que vale mucho la pena... que las pasó canutas.

Bojan Krkic / Foto: EFE
Bojan Krkic / Foto: EFE
Bojan Krkic Deco Barça / Foto: EFE
Bojan Krkic Deco Barça / Foto: EFE

Ahora ha vuelto al Barça después de pasar por diferentes equipos. Lo ha hecho en calidad de miembro del organigrama deportivo, como coordinador del área de fútbol. Y del Barça, pero sobre todo, de él, ha charlado un buen rato en una conversación deliciosa, y necesaria, con Eloi Vila en Al cotxe! de TV3. Allí, en el asiento de copiloto, el exjugador azulgrana se ha abierto en canal, como acostumbra a hacer cuando tiene una conversación de este tipo y como dejó plasmado en un libro imprescindible, Controlar lo incontrolable: "Es un orgullo ver todo lo que he vivido, no solo la parte buena del éxito, sino todas las adversidades que me he encontrado y cómo he sido capaz de afrontarlas y superarlas". ¿"La angustia queda lejos? ¿Forma parte del pasado"?, quiere saber Vila. Respuesta: "Al principio describía la angustia como una ola, que se levanta y al principio intimida mucho, porque te arrastra. Pero hoy estoy muy bien. He aprendido mucho. La ola de vez en cuando hace el intento de levantarse, pero ahora tengo las herramientas para poder controlarla".

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Bojan Krkic / TV3
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Bojan Krkic y Eloi Vila / TV3

Bojan ha recordado cómo llegó a un vestuario profesional como el del Barça, lleno de estrellas, siendo solo un crío de 17 años. Uno de los que lo acogió fue Thierry Henry, "que se sintió identificado. También Eto'o estuvo a mi lado, y la gente de casa. E Ibrahimovic, una gran persona, con un gran corazón". A pesar de jugar en el Barça, en estadios llenos, la angustia iba por dentro, "jugaba con tranquimazines. Una situación muy complicada para mí y para mis padres". Un día, en Murcia, después de renunciar a una convocatoria de la Roja, "no es que no quisiera, es que no podía", le dijeron de todo. Y se quedó llorando en el vestuario. Un jugador, Thuram, lo vio: "allí se me acumuló todo, sensación de vaciarme. Me abrazó". También le costó mucho estar 12 años fuera, por diferentes equipos, "mucho tiempo solo".

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Bojan Krkic y Eloi Vila / TV3

En uno de sus equipos, el Stoke City, en la Premier, explica cómo un día fue un amigo. Cuando volvían a casa, al abrir, muy oscuro, "le dije: 'Espera, no entres... ¿Lo escuchas? Eso es el silencio que me encuentro cada día al llegar a casa'". Un silencio que se le hacía cuesta arriba, como una montaña, un peso que lo oprimía y lo consumía. De hecho, yendo hacia el conjunto inglés fue cuando vivió su peor momento... parando un avión: "Allí se juntó todo: emocionalmente hubo una ruptura, marcharse del Barça, de Barcelona, sentimiento de tristeza, soledad... Estaba decidido a ir, pero en el avión me empecé a angustiar hasta que oí al piloto decir: 'Entrando en pista para despegue', me mareé y le dije a la azafata que no me encontraba bien". Un Bojan que dice que tiene una conversación pendiente con Pep Guardiola ("De hecho no nos hemos vuelto ni a ver"), y que reclama que nos tendríamos que quedar mucho más con los momentos buenos y no con los más complicados:

Celebramos que aquella ola ya no lo angustie, y que haya aprendido a combatirla. Bojan Krkic, un crío que nos emocionó mucho a los culés y que ahora nos emociona más por sus palabras y consejos.