Cuando Bertín Osborne sale en la tele, se produce un fenómeno curioso. Los televisores de repente pierden el color y se quedan en blanco y negro. Y huelen a naftalina. Y si aguzan el oído podrán oir de fondo, cuando él habla, la musiquita del No-Do. Al anfitrión más rancio de la televisión actual no hay quien lo saque de sus pantalones marca paquete ni sus camisas azul celeste, pero si algún día se decide a cambiar de look, le iría que ni pintada una capa de SuperEspañol. Es hablar de la piel de toro e hincharse como un pavo. Porque su patriotismo es de los que se pasa de rosca y provoca vergüenza ajena.

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Esta vez no se ha llenado la boca con la rojigualda en su programa, sino en El Hormiguero. Invitado por Pablo Motos, soltó algunas perlas que han generado mucha controversia. Primero, dejando a Amancio Ortega como el oráculo en el que se tendrían que mirar todos los españoles, pero utilizando una comparativa vomitiva para elogiar todo lo que genera en el país: "Ya quisiéramos tener en este país diez Amancios Ortegas que no habría paro. Con esa millonada se podría comprar barcos, casas... ¿Algún mamarracho podría criticarle? Vamos, no me jodas. Ojalá que todos estos que le critican no tengan un cáncer y tengan que usar esa maquinaria. No han hecho la o con un canuto, no han trabajado en su vida y vienen a tocarle las narices a un tío como este. Es de una gilipollez galopante". Motos riéndole el ataque furibundo a los podemitas.

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El autor de Yo debí enamorarme de tu madre de quien está enamorado es de él mismo y de la bandera española, que lo abarca todo. Todo lo que salga de su cobijo es caca. Como el vino: """Yo solo bebo vino español, aquí dejaos de tonterías y mariconadas. Esto de que si los franceses... No, no, vino español que es el mejor del mundo".

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La red no deja de sorprenderse:

Tenía para dar y para tomar. Le toca a los presos: "Tiene narices que a Pep Guardiola le obligaron a quitarse el lazo amarillo en el banquillo en Inglaterra y aquí los tenemos en el Congreso. En el extranjero nos dicen las cosas cómo hay que hacerlas. Nos hemos vuelto locos todos". O a Puigdemont: cuando Motos le pregunta si iría a su casa a Bélgica a entrevistarle, responde: "Sí... Para ver qué es lo que tiene en la cabeza". El público ríe. Las hormigas también. Y él serio: "Lo digo en serio. Tengo amigos independentistas que son gente normal. Pero aquí tiene que haber una ley, sinó es un país sin ley":

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Durante toda la entrevista aparecía en la parte superior derecha de la imagen una promoción de la serie Allí abajo... Parece que hiciera referencia a dónde tiene el cerebro y el sentido común este hombre.