Espejo público es capaz de todo: de ser un programa anti-independentista furibundo y disculpar un delito de odio a los catalanes de un empresario malagueño. El señor Luis Pineda organiza cruceros para solteros y decidió incluir una cláusula indigna en sus contratos: si los cruceristas son catalanes tienen que dejar constancia por escrito que no tienen ideas separatistas. Y va más allá: si durante el trayecto hay discusiones o actos relacionados con eso, se les apartará del viaje sin derecho a reclamar indemnización. No le han preguntado qué sucede si la discusión se produce mientras el crucero no está a puerto. ¿Arrojará a los indepes por la borda?

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Antena 3

El empresario andaluz lo justifica con un pretendido "derecho de admisión" que ningún juez admitiría. La sentencia más reciente se dio contra un pub de Lleida condenado por vetar el acceso a un grupo de jóvenes con síndrome de down. Lo que pretendía, aparte de asqueroso, es sencillamente ilegal, pero en Espejo público lo han resuelto así: "Un mal día lo tiene cualquiera". Son las palabras textuales que, en ausencia de Susanna Griso, de luto por la muerte de su madre, ha soltado su número dos: el también catalán Albert Castillón.

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Las redes sociales ya saben de qué pie calza el matinal de Antena 3. Con Griso o sin ella, su tendencia es ir contra los independentistas aunque suponga apoyar actos ilegales: sean prostitutas de lujo o cruceristas sin escrúpulos.

Él lo justifica en que algunos clientes lo llaman preguntando si habrá catalanes a bordo y que en una ocasión un crucerista se hizo una foto delante de un monumento con una estelada. Gravísimo. Son 5 minutos para enmarcar en el museo de la catalanofobia:

Teniendo en cuenta que son cruceros de gente soltera quizás que se preocupen de ser más tolerantes con los que piensan diferente o seguirán solos por mil cruceros que paguen.