Casualidades de la vida (o no), han hecho que este domingo 15 de noviembre, coinciden en el tiempo dos hechos. Por una parte, la constatación, triste constatación, del recuento de días en la prisión de dos personas como Jordi Turull y Josep Rull. Ha sido este último quien a primera hora ha recordado que ellos dos llegan ya a un doloroso número de cuatro cifras: 1000 días ya encerrados después de una sentencia abyecta. 1000 días en la prisión. 1000 días que ha recordado acompañándolos de una frase sobrecogedora que hace emocionar: "nos mantenemos de pie, tozudamente alzados. ¡Juntos ganaremos la libertad de este pueblo! Porque saldremos adelante. Porque la esperanza es más poderosa que el miedo".

La esperanza es más poderosa que el miedo... Y que el rencor miserable, nos atreveríamos a decir. Como el que ha vuelto a demostrar, una vez más, alguien como Inés Arrimadas. Porque este domingo también nos hemos levantado con una entrevista a la líder de Ciudadanos en La Vanguardia. Una entrevista donde lanza pelotas fuera de acerca de las críticas del exlíder naranja, Albert Rivera. Una entrevista donde habla de Sánchez y de Iglesias. Una entrevista donde anticipa qué puede pasar en las elecciones catalanas, donde no elude un posible pacto Cs-PP-PSC. Y una entrevista que ha acabado volviendo a demostrar de qué pasta están hechos algunos políticos, que no se sacan de encima de la rabia contenida por mucho que pasen los días. 1000, por ejemplo. Los que llevan en prisión Rull y Turull. Y muchos más en casos como los Jordis.

Le preguntan si cree que los presos del 1-O disfrutan de privilegios. Respuesta: "Estamos hartos de los privilegios de los políticos. Que se les aplique el mismo criterio que a cualquier otro preso. Y ningún privilegio, porque las competencias penitenciarias las tienen sus propios socios de partido. Será un privilegio si les sacan antes de lo que toca. Es que estos señores del procés viven muy bien, y los que están en esta situación pueden vivir mejor que otros que están en la cárcel". Arrimadas, tan dialogante como siempre. Hay algunos que ni con 1000 días, ni con 10000, podrían cambiar el rencor interno que les corroe. Son como aquel escorpión de la fábula.