Antonio García Ferreras ha sorprendido a la audiencia de La Sexta esta semana. Tan pronto como comprobó la magnitud del trágico incendio en Valencia abandonó Madrid para presentarse en la zona de los hechos. La misma noche del desastre conectaba en directo en el programa especial de la cadena. Un movimiento polémico: hay quien lo aplaude, claro, por su disposición y prestancia para informar sobre el terreno. Es bien cierto que el director y presentador de 'Al Rojo Vivo' salta de tanto en tanto del plató a la calle, normalmente por cuestiones políticas relevantes, no tanto por sucesos. Precisamente por eso, por el carácter de la noticia, también ha surgido muchas voces que lo acusan de oportunista y "carroñero".

No son, sin embargo, las únicas críticas a las que se ha enfrentado durante su paso por la capital del Turia, donde no sería precisamente el hombre más querido. La animadversión ciudadana tiene otra motivación: futbolera. Ferreras, merengón pata negra y servidor fiel del presidente del club blanco, se puso a la vanguardia de la defensa en Vinícius Jr. por los gritos racistas de una parte de la grada al provocador jugador brasileño. La idea de 'Mestalla es racista', y que muchos han llegado a extender a 'Valencia es racista', ha hecho mucho daño y ha indignado al personal. Antonio estaba señalado. Y a pesar del espanto del incendio, de los muertos, de los desaparecidos y del drama sin precedentes, ha visto cómo el pasado se le giraba en contra.

Vinicius Real Madrid Valencia Europa Press
Vinícius Jr. durante el Valencia - Real Madrid / Europa Press

La situación vivida por el periodista, se tiene que reconocer, no habrá sido agradable. Sin embargo, en ningún momento ha sufrido por su integridad física. Es decir, no ha habido violencia alguna, más allá de un lectura de cartilla inesperada y peculiar por las circunstancias. Ferreras caminaba por una calle de Valencia, de madrugada, presumiblemente tras cerrar aquel directo y cobertura especial. Iba, curiosamente, por la calzada, no por la acera. Quizás no quería tener contacto con nadie y trataba de pasar inadvertido, una intención que no tardó en comprobar utópica. Llamaba bastante la atención, la verdad. Un peatón lo ve, teléfono en mano, y empieza a rajar: "Hombre, Ferreras, tío, ¿qué pasa? ¿No te da vergüenza habernos llamado a toda una ciudad racista? ¿No te dio vergüenza?" Antonio no se detiene, ríe burlón y sigue andando forzando el paso, Solo gira el cuello para comprobar la distancia que lo separa de su 'hater'.

"¡Eres un caradura de llamarnos a toda una ciudad racista como Valencia! Eso es lo que eres", le grita desde la lejanía, subiendo el tono de voz y su indignación. Ferreras huye, aparentemente sereno, pero la escena rezuma angustia. "Todo por  quedar bien con el papi de Florentino, ¿eh? Madre mía. Tanta carrera de periodismo para eso. ¡Sinvergüenza!" Lo del periodismo, ciertamente, duele. Porque él es el campeón. Y mira para qué lo utiliza, en tantas ocasiones: para hacer de hooligan, sea futbolístico o político. Ahora, en Valencia, ha tenido que callar. Veremos si el lunes, en La Sexta, recupera la voz y la valentía desde Madrid.

Ferreras Valencia X
Ferreras abroncado en Valencia / X