El unionismo clama con la noticia de que Jordi Cuixart y Jordi Sànchez saldrán de la prisión para ir a trabajar, y sólo tendrán que volver a Lledoners para pasar la noche. Y cuando decimos el unionismo, el término engloba a varios estamentos: 'haters' de a pie, representantes políticos, medios de comunicación... y la fiscalía. Un ente judicial que ha recurrido la decisión de la junta de tratamiento de la prisión, y quiere dejar en nada el régimen de semilibertad de ambos activistas, condenados por sediciosos por el Tribunal Supremo a 9 años por haberse subido a un coche de la Guardia Civil, pidiendo calma en las concentraciones del 20-S de 2017. Los fiscales consideran que se trata de una "burla a la sentencia y una especie de tercer grado encubierto". La burla, sin embargo, es otra: cómo trata la Fiscalía a los Jordis e Iñaki Urdangarín, por poner un ejemplo diáfano.

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Urdangarín EFE

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Jordi Cuixart Jordi Sànchez

Ha sido el profesor de política y columnista de El Nacional.cat Antón Losada el que explica magistralmente la sesgada vara de medir del ministerio fiscal español. El cuñado corrupto del Rey, a quien por cierto nadie ha visto entrar físicamente en la cárcel, disfruta de beneficios penitenciarios con el visto bueno del juez... y el cinismo de la fiscalía, que se opuso sin mucha convicción ni insistencia. En cambio, con los independentistas, cualquier medida es tildada de traición y de trato de favor. Ni siquiera los permisos de 72 horas están bien vistos, porque no se han arrepentido de los delitos que les atribuyen. El 'a por ellos' es interminable.

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Antón Losada @antonlosada

Le llaman justicia, pero sólo es venganza. En cambio, las corruptelas del universo Zarzuela son pecatta minuta. Marca España.