Antes de que Cristina Pedroche se convirtiera en la imagen inseparable de Dabiz Muñoz, hubo una historia mucho más silenciosa detrás del nacimiento de DiverXo. Una mujer ajena al ruido mediático, sin alfombras rojas ni titulares, que sostuvo el proyecto cuando todavía no era un templo gastronómico, sino un salto al vacío. Su nombre es Ángela Montero.
Bailarina de formación y vocación, Ángela conoció a Dabiz en 2003 por una casualidad muy poco cinematográfica: una amiga en común, antigua pareja del chef, los presentó. Lo que empezó como una relación personal pronto se transformó en una alianza absoluta. Mientras él soñaba con una cocina distinta, radical y sin concesiones, ella decidió aparcar su carrera artística para empujar ese sueño desde la trastienda. No fue una ayuda puntual: fue socia, gerente y rostro visible en la sala. La otra mitad del engranaje.
Los comienzos de DiverXo estuvieron lejos del relato de éxito que hoy se asocia al restaurante. Pocos clientes, cuentas al límite y jornadas interminables en un pequeño local de Tetuán. Hubo noches en las que la pareja dormía en el suelo del restaurante porque no había otra opción. La fe en el proyecto fue tan grande que incluso los padres de Ángela aportaron una cantidad cercana a los 200.000 euros para evitar el naufragio.
Ángela estuvo al lado de Dabiz Muñoz en sus peores momentos
En 2007 llegó una de las decisiones más duras: Ángela abandonó definitivamente la danza profesional. Renunció a su gran pasión para concentrar todas sus energías en un restaurante que aún no prometía nada seguro. Poco después, el reconocimiento empezó a asomar. Dabiz fue nombrado Cocinero Revelación en Madrid Fusión y, en 2009, llegó la primera estrella Michelin. DiverXo crecía, se mudaba y comenzaba a ocupar titulares.
Pero mientras el proyecto se disparaba, la relación personal se resquebrajaba. En 2013, el mismo año en que Dabiz alcanzó la tercera estrella Michelin, la pareja puso punto final a su historia en común. Ángela desapareció del foco con la misma discreción con la que siempre había trabajado.
Lejos de los fogones, decidió reconstruirse desde otro lugar. Se formó como instructora de pilates y en 2021 fundó, junto a Águeda Murillo, el Estudio A Método Pilates, cerca del Retiro. Un espacio centrado en el cuerpo, la salud y la constancia, valores no tan distintos de los que marcaron su etapa en la hostelería.
Hoy, Ángela Montero mantiene un perfil bajo. Desde su esfera privada sigue disfrutando de la gastronomía, recomendando restaurantes y recetas, pero sin reclamar protagonismo. No aparece en portadas ni acompaña a Dabiz en eventos, pero su huella en la historia de DiverXo es imborrable. Porque antes del éxito, antes de las estrellas y de los flashes, hubo alguien que creyó cuando casi nadie más lo hacía. Y eso también es parte del legado.
