Miren esta imagen:
Justo hace diez años, Ángel Muñoz se convertía en el flamante ganador de la undécima edición de Gran Hermano, cuando el reallity por excelencia de Telecinco todavía se emitía y lo hacía con concursantes anónimos. Aquel día, Muñoz se embolsaba un premio de 350.000 euros, de los cuales, 50.000 fueron a parar a una ONG que destinaba parte de sus fondos a las víctimas del terremoto de Haití. Tenía 33 años, se había ganado el apoyo del público y su cuenta corriente estaba llena. Ahora, sin embargo, a sus 43 años, las cosas han cambiado.
Según explica La otra crónica, la pandemia ha hecho estragos en su situación económica, como tantas personas: "Os escribo esta carta con la intención de ser totalmente sincero y que conozcáis mi situación actual. Como sabéis el Covid obligó a nuestros gimnasios a cerrar y con ellos algunos perdimos nuestro trabajo, el de toda la vida, en mi caso mucho más que mi sustento, mi alimento vital". Las inversiones han ido al garete, y sin recibir ninguna ayuda de nadie, ha tenido que alquilar su piso de Madrid y utilizar su furgoneta como casa.
"Con esta decisión que he tomado, he decidido ser feliz y vivir con lo poco que tenga, pero vivir, cerca del mar y surfeando, hasta que el cuerpo aguante, hasta que todo mejore, hasta que todo cambie, no tengo intención de volver a Madrid a vivir nunca". Una declaración de intenciones y un deseo: poder ir tirando gracias a las retribuciones que reciba dando clases online de yoga y pilates: "de momento es mi única vía para poder ganarme la vida y sobretodo no dejar de tener contacto con lo que más me apasiona, que es la enseñanza y cómo no, ayudar a la gente. Creedme que me ha costado dar este paso, sudor, lágrimas y zozobra, pero sinceramente, estoy muy orgulloso de mí". Esperamos que tanto él como todos los que están pasando muchos problemas económicos por el coronavirus, puedan revertir esta triste situación.