Aunque nació en Catalunya, en Sant Cugat, la vida de Álvaro Soler está muy ligada a Alemania, donde vive y donde ha pasado toda su vida. El verano de hace diez años, en 2015, su nombre estuvo en todas partes. Y tuvo la culpa, la bienvenida culpa, una canción, El mismo sol, y sobre todo, cuando una cantante top como Jennifer López, mundialmente conocida, la versionó y cantó con él. Desde aquel momento, el tema se convirtió en un hit en todas partes, ocupando los primeros puestos de las listas en más de veinticinco países y siendo un fenómeno.
Después de este temazo, vendrían otras canciones igual de exitosas como Sofia, Yo contigo, tú conmigo o La cintura, que también tuvieron mucha acogida y muchas descargas y que te las encontrabas en todas partes. Por si no fuera suficiente, no solo hace canciones que te hacen bailar y moverte, que se te pegan a la cabeza y no las puedes dejar de tararear, sino que además, lo saben los que lo conocen bien, es muy buena persona y siempre tiene una sonrisa de oreja a oreja. Una sonrisa que se le quedó helada cuando vivió en su propia piel una situación que lo conmovió y sobrecogió profundamente, y que ha compartido en una conversación deliciosa en el diario Sport, a raíz de la publicación de su último y esperado trabajo, El camino, y para hablar también de su faceta como aficionado del Barça.
Soler, nacido en Barcelona y de padre alemán, es un enamorado de la capital alemana ("Me encanta vivir en Berlín porque la energía musical de esa ciudad se contagia y es la capital de la música europea"), donde tiene muchísimos fans, tanto allí como en nuestra casa. Para él, los seguidores, a los que entusiasma su música y sus canciones, son lo más importante que tiene. Cuando el mencionado medio le pregunta si "¿La música es un vaso comunicador?", Álvaro lo tiene clarísimo: "Absolutamente". Y no solo eso, sino que también "Une a la gente". Una de las cosas que más feliz lo puede hacer es cuando los fans le detienen por la calle y le explican historias de vida relacionadas con ellos y con las canciones de Álvaro que escuchan: "me paran y me explican unas historias tan brutales y profundas que me dejan exhausto".
Y pone como ejemplo lo que le pasó recientemente cuando se encontraba en Suiza: "me paró una chica que se despertó de un coma cuando sonaba ‘El mismo sol’ y me dejó helado. No me atribuyo lo que haya pasado en ese momento porque las historias de la gente con la música, sea mía o no, al final son el motivo por el que uno trabaja en esto". Pero no deja de ser curioso e impactante que una chica despertara del coma en el preciso instante en que sonaba uno de sus temas. Fuera casualidad o no, para ella era importante, había un vínculo y un agradecimiento eterno. Y para él, una felicidad y un orgullo absolutos.