Alejandra Rubio está en el punto de mira de los grandes formatos de televisión, y no es para menos. La hija de Terelu Campos se ha convertido en uno de los rostros más mediáticos del momento, especialmente desde que su relación con Carlo Costanzia salió a la luz. A su natural presencia en los platós como colaboradora se ha sumado un creciente interés del público por su vida personal, lo que la ha transformado en un filón para las cadenas. Y ahora, según fuentes cercanas al entorno televisivo, Rubio tiene sobre la mesa una oferta tentadora: participar en la próxima edición de Supervivientes a cambio de una cifra que alcanza los seis ceros.

La cifra en cuestión —aunque no ha sido confirmada oficialmente— estaría entre los 100.000 y 120.000 euros semanales, dependiendo del tiempo que logre mantenerse en el concurso. Esto situaría a Alejandra en el grupo de los concursantes mejor pagados de la historia del reality, solo superada por fichajes estrella como Isabel Pantoja o Rocío Flores. Telecinco, consciente de que Supervivientes es su buque insignia en cuanto a audiencias, está dispuesta a invertir fuerte en su próxima edición. El reality necesita figuras con capacidad para generar tramas dentro y fuera de Honduras, y Alejandra cumple con todos los requisitos: es joven, carismática, polémica y pertenece a una saga televisiva con peso en la historia del corazón español. A esto se suma su actual relación con Carlo Costanzia, hijo de Mar Flores, que no ha estado exenta de titulares desde el inicio.

La presencia de Alejandra en la isla podría abrir una nueva etapa en su carrera

Aunque ha participado en diversos programas y tertulias como Así es la vida o Fiesta, muchos en la cadena consideran que aún no ha mostrado su “yo más real” ante las cámaras. Supervivientes sería una plataforma perfecta para ello, permitiéndole conectar con el público desde una faceta más íntima, vulnerable y auténtica. Y si su rendimiento en audiencia fuera el esperado, el paso por el reality podría abrirle la puerta a futuros proyectos como presentadora o incluso protagonizar su propio formato.

No obstante, desde el entorno de Rubio hay cautela. Alejandra no ha tomado aún una decisión definitiva. Fuentes cercanas aseguran que está valorando los pros y contras, y que una de sus principales preocupaciones es la salud de su madre, Terelu Campos, con quien mantiene una relación muy estrecha. Pasar semanas o incluso meses alejada de su familia no es una decisión que tome a la ligera.

Un punto que genera incertidumbre es la exposición emocional que supone un concurso tan extremo como Supervivientes. La isla saca a la luz las luces y sombras de cada participante, y Alejandra sabe que cada palabra y cada gesto serán analizados al milímetro por tertulianos, redes sociales y prensa. Pese a ello, en Mediaset hay confianza en que aceptará. “Es cuestión de tiempo”, aseguran desde el equipo de casting. “Ella sabe que es su momento. Tiene el carisma, la historia y el contexto ideal para ser la estrella del próximo año”. Si finalmente acepta, la presencia de Alejandra Rubio podría convertirse en el mayor reclamo de la edición 2026. No solo por su apellido, sino por su capacidad de generar conversación y conectar con el público joven. El reloj ya ha empezado a correr y todo apunta a que, de decir sí, la hija de Terelu marcará un antes y un después en el reality más salvaje de la televisión.