El hermetismo de Alejandra Rubio sobre su vida privada acaba de escribir un nuevo capítulo que ha dejado a la prensa del corazón con la boca abierta. La hija de Terelu Campos, que hace apenas ocho meses se convirtió en madre junto a Carlo Costanzia, ha dicho un rotundo “no” a una tentadora oferta que superaba los 50.000 euros por mostrar la primera imagen de su hijo. Una cifra que podría haberse incrementado sin problema ante la expectación que rodea al que ya es el bebé más buscado —y, paradójicamente, menos visto— del año.

La pareja, que dio la bienvenida al pequeño Carlo a comienzos de diciembre de 2024, había anunciado desde el embarazo que no expondrían al niño en medios ni redes sociales. Y hasta ahora, han cumplido esa promesa con una firmeza inquebrantable, rechazando incluso reuniones familiares que podrían derivar en filtraciones. La negativa a esa exclusiva no hace más que confirmar que, para Alejandra, proteger la intimidad de su hijo está por encima de cualquier oferta económica.

Alejandra Rubio pone límites al clan Campos en televisión

En una reciente intervención en su programa habitual, Vamos a ver, la colaboradora dejó claro que no tiene intención de que se genere ningún tipo de “circo mediático” en torno a su hijo. El detonante fue una conversación sobre un posible encuentro con su primo, José María Almoguera, y los hijos de ambos. Lejos de ilusionarse con una estampa familiar que podría enternecer al público, Alejandra frenó en seco: "Nadie me tiene que suplicar nada, y se está haciendo una bola enorme. Tengo la sensación de que no me puedo fiar de nadie. No me apetece un tema que tenga que ver con mi hijo y al final siempre soy yo la mala de la película”.

Este recelo no es nuevo. La hija de Terelu todavía recuerda cuando Marta López reveló públicamente el sexo de su hijo antes de que ella y Costanzia decidieran anunciarlo. Una indiscreción que, según confesó, le hizo comprender hasta qué punto su entorno podría convertirse en una fuente involuntaria de filtraciones para la prensa. Desde entonces, cualquier mención al pequeño está medida al milímetro.

Ni parecidos ni pistas: silencio absoluto sobre el pequeño Carlo

En el mismo espacio televisivo, los colaboradores intentaron averiguar si el niño se parecía a su padre, mostrando imágenes de un joven Carlo Costanzia en su infancia. Alejandra, firme y cortante, sentenció: “No me lo vais a sacar, lo siento”. Y es que, en ocho meses, no ha trascendido ninguna imagen del rostro del bebé, convirtiéndolo en uno de los misterios más rentables para las revistas de crónica social.

La decisión contrasta con la costumbre de otras figuras mediáticas que, a cambio de suculentas cifras, han posado con sus hijos recién nacidos. En este caso, ni la presión mediática ni los cheques de más de 50.000 euros han logrado que Alejandra cambie de opinión. El pequeño Carlo sigue siendo un enigma, y cada negativa de sus padres no hace más que aumentar el interés —y, con ello, el valor—de una exclusiva que quizá algún día vea la luz.