Este año Bertín Osborne y Fabiola Martínez, para sorpresa de todos, decidieron separarse. Tras el confinamiento, la entonces pareja empezó a ver varias diferencias entre ellos que se hacían insostenibles. Antes de acabar enfadados y odiándose, creyeron que la mejor decisión era separarse. Pusieron punto y final a una historia de amor de casi dos décadas. Ahora mismo ambos están solteros y unidos por sus hijos.

Precisamente, Fabiola y Bertín han decidido llevar a su hijo a un campamento para que aprenda disciplina. "Tengo a mi hijo en un campamento. Necesita un poquito de disciplina”, dijo hace unas semanas la empresaria. Entonces no se dio ningún dato más sobre el lugar elegido para que el joven pasase sus vacaciones de verano este año. Ha sido el padre del joven, Bertín Osborne, quien ha dado detalles sobre este campamento militar en el que Carlos aprende valores y disciplina.

Se encuentra ubicado en Navacerrada, en la sierra madrileña, está impartido por veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, militares profesionales con muchos años de experiencia en la milicia y monitores titulados. Este campamento no es un juego, ni un sitio donde divertirse. El presentador de Mediaset publicó una fotografía con el joven en redes sociales donde se le podía ver vestido con el uniforme militar. Ambos posan junto a una bandera de España. "Aprendiendo valores", escribe un orgulloso Bertín. Tanto el presentador como la diseñadora estaban de acuerdo en esta decisión.

Así es el campamento en el que Carlos pasa el verano 

Los objetivos del Campamento Cívico-Militar El Gran Capitán son claros. "Enseñaremos a los jóvenes no sólo aspectos propios de las Fuerzas Armadas, sino también maneras, formas y educación dentro del cuartel y en la vida civil. Les enseñaremos nociones prácticas y básicas de derecho, para que conozcan las reglas del juego en la sociedad", especifican en su página web.

Durante estas semanas Carlos y el resto de sus compañeros viven en la finca Santa María de los Almorchones, con una extensión de 42 hectáreas, en un parque natural protegido. Todos ellos duermen en habitaciones con literas. Habitaciones separadas entre hombres y mujeres. Lavabos y duchas también separados por sexo.

Respecto a las instalaciones deportivas, cuentan con una piscina exterior rocódromo, tirolina, campo de fútbol y pista americana. Este campamento tiene un coste de 600 euros semanales.

Se llevan a cabo varias actividades, todas ellas adaptadas a cada persona y a sus condiciones físicas. Aunque parezca un campamento muy duro no es realmente así. Ellos mismos cuentan que "los chicos y chicas no harán ejercicios que sean inapropiados para su estado físico, que les creen riesgos desmesurados, ni que sean especialmente extenuantes. No estamos en una unidad operativa del ejército y creemos firmemente en despertarles a la realidad y fomentar el trabajo en equipo y la camaradería. Harán servicios propios de cuartel–academia militar de formación, con las matizaciones necesarias, pero los harán. Coserán, lavarán su ropa, barrerán, vigilarán el sueño de sus compañeros y aprenderán a pertenecer y a deberse alguien más que así mismos”.

Se pone especial cuidado e interés en la educación, el aseo personal y la corrección en el trato con los compañeros y sus superiores. Se les dan clases de derecho civil, constitucional y penal y se les enseñan los derechos y deberes del ciudadano y cómo ejercerlos. Así como un curso de primeros auxilios.