Sergio Dalma es uno de los cantantes más queridos de nuestro país desde que nos enamoró a todos con aquel Esa chica es mía y después Bailar pegados que hizo tan buen papel en Eurovisión. El cantante de Sabadell tiene una de las voces y presencias más reconocibles del panorama musical desde hace un montón de años. Su voz medio rota que recuerda tanto a los cantantes italianos, su sonrisa socarrona, guapo, encantador, imposible resistirse a sus encantos. Ya sea cantando en catalán, en castellano o en italiano, regalando algunas canciones en esta lengua que los y las fans han recibido siempre con los brazos abiertos. Como ahora volverán a hacer, porque Sergio vuelve con Ritorno a Via Dalma, el álbum número 23 de su carrera.
Quince años después de la publicación de 'Via Dalma', un álbum que revolucionó el mercado discográfico español, acumulando más de 300.000 unidades vendidas, el de Sabadell vuelve a Italia con un álbum que saldrá a la venta el 14 de noviembre y del cual ha confesado que hay una canción famosísima y que a la gente le vuelve loca que él no quería cantar en un principio, porque le parece aburridísima: la mítica Felicità de Al Bano y Romina Power: "A mí me parece un poco rollo, todo el rato es igual, 'Felicità', 'Felicità'"...
Los fans de Sergio están felices. Y él también. O deberíamos decir, y Josep también. Porque ya saben que Sergio Dalma no se llama Sergio Dalma, sino Josep Capdevila. Él mismo ha explicado en el Versió RAC1 de Toni Clapés que cuando tenían preparado su primer disco de Esa chica es mía, le dijeron que "ahora tenemos que pensar un nombre" y él, "¿Cómo que pensar un nombre? ¿Que no podemos poner Josep Capdevila?... Dijeron: '¡No, hombre, no! ¡Eso no! Josep Capdevila es extraño porque haremos mucho Sudamérica y eso es difícil, lo del nombre'". Y le preguntaron cómo se llamaba y qué otros nombres tenía. Y él: "José Jacinto Salvador. José Sergio Jacinto Salvador, a la hora de bautizarte". Y los de la discográfica: "Hostia. ¿Y de dónde eres?". "De Sabadell"... "Buf, tampoco... ¿Y tu madre?". "De Sabadell". "¿Y tu padre?". Y él: "De Maldà, de un pueblo de Lleida". Y eso les gustó: "Maldà... Dal... Mal... Dalma... Dalma... ¡Ostras! Dalma",
Pero en un primer momento, aparte de cambiarle el apellido, también le iban a poner otro nombre de pila: "Èric Dalma". Pero lo descartaron: "No... Èric Dalma, no... ¿Cómo has dicho: ¿Josep? ¿Sergio?... Jacinto Dalma, ¡no! ¡Sergio Dalma! Y así fue". "¡Hostia!", sueltan en el estudio. Un Sergio Dalma que admite que "al principio, claro, la gente me gritaba '¡Sergio!' y yo: '¿Quién cojones es este?'".
Se llame Sergio, Josep, Èric, Jacinto o como sea, una cosa está clara: es maravilloso.