Hace un par de meses, Sergio Dalma sopló 59 velas. A las puertas de los 60, el cantante de Sabadell está estupendo de la vida, viviendo una segunda juventud y manteniendo su enorme talento, su carismática voz, su inmortal belleza y su característica simpatía. Además, Dalma tiene una virtud: no le caen los anillos a la hora de cachondearse de él mismo cuando toca. Y ahora lo ha vuelto a demostrar yendo de invitado a La Resistencia de David Broncano.

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Sergio Dalma y David Broncano en 'La Resistencia' / Movistar+

Dalma hace muchos años que se mueve en la industria musical, y desde hace años y años es uno de los cantantes melódicos más famosos del país. No solo por enamorarnos a todos en el festival de Eurovisión, sino por regalar algunas de las baladas más populares, con su voz rota, como si fuera un cantante italiano, con su sonrisa socarrona y su cara de pillo. El autor de Bailar pegados, Galilea, La vida empieza hoy, Solo para ti o tantas y tantas versiones de éxitos románticos italianos de siempre, empezó a sacar la cabeza y adquirir notoriedad cuando el sello discográfico Horus se fijó en él y lo fichó para editar su primer disco oficial, Esa chica es mía. Antes de que eso pasara, o cuando estaba empezando, alternaba las canciones con los reportajes publicitarios haciendo de modelo en algunos anuncios para televisión. Después, el estrellato, y, evidentemente pasta por un tubo. Dalma ha respondido así a las dos preguntas más famosas del programa, sobre el dinero que tiene en el banco y las relaciones sexuales que ha tenido el último mes:

Y justamente de aquella época ha sido la anécdota maravillosa que ha revelado Sergio Dalma delante de un Broncano que se ha meado de risa, como los espectadores. Explica el cantante catalán que un día, cuando empezaba a hacer sus cosas de publicidad, "y la gente no me conocía todavía, oían la voz, pero no me conocían", estaba en un club de natación en Sabadell. "Yo estaba delante de una barandilla, y en aquella época se llevaban aquellos tangas... aquellos bañadores pequeñitos. Yo llevaba uno pequeñito de color blanco...". Broncano y Grisson le dicen que "¿blanco? Blanco es muy arriesgado, ¿eh? Se le puede ver el morro al delfín". Explica Dalma que no entendía cómo "pasaba un tío y me miraba y se reía. Pasaba una tía y me miraba y se reía también. Y pasaba otra, y se reía. Yo me decía: 'Joder, ¿qué está pasando hoy? Si solamente oyen mi voz por la tele! ¿Cómo puede ser que me reconozcan?'. Yo todavía no era conocido. ¿Qué coño está pasando?".

Y lo que estaba pasando era que "cuando me di cuenta tenía un huevo fuera".

...Sensacional. Bailar pegados está muy bien, pero tener el asunto tan pegado en aquellos bañadores tipo tanga no tenía que ser demasiado bueno...