Todos, absolutamente todos los que estén leyendo en estos momentos estas líneas seguro que tienen algo en común: han quemado, enterrado, guardado en un cajón y tirado la clave al mar las fotografías correspondientes a cuándo eran adolescentes. La época más difícil, no solo a nivel vital, sino también a nivel físico por la que pasan los seres humanos. El paso de la infancia a la edad adulta tiene un peaje difícil de gestionar, estos años en que no sabes lo que quieres hacer, en que a menudo los otros te amargan la vida, te cambia la voz, te salen granos y un largo etcétera. Las pruebas físicas de aquellos años difíciles las tenemos en las fotografías que desgraciadamente, acostumbran a ser las que cuelgan orgullosas en las paredes de casa de los padres. Ahora, quien ha revelado su imagen de la orla estudiantil ha sido el actor y director Santiago Segura.
@ssantiagosegura
El álter ego de Torrente ha pasado por una evolución evidente hasta llegar a su imagen actual. Pero hubo unos años en que a ojos del gran público, tenía un aspecto muy diferente. Llegó a la fama después de participar en la película de Álex de la Iglesia El día de la bestia, donde aparecía panzudo. Precisamente él mismo lamentaba hace poco que entonces, algún medio le hizo sesiones fotográficas de las que después se ha arrepentido: "Cuando me vi en esa portada me sentí realmente absurdo".
Ahora, él mismo ha tirado todavía un poco más atrás. Concretamente, hasta los 14 años, cuando entrando en la adolescencia, se define como "gordo, incapacitado para cualquier tipo de actividad gimnastica, adicto a los milhojas de Nata y crema, con gafas y toreando el “bullying” como mejor podía". Una imagen impactante de él con aquella edad, pero definiendo también qué inquietudes tenía y qué hábitos hacieron de él la persona que hoy todo el mundo conoce: "intentando reclutar amiguetes para que me ayudasen haciendo cortometrajes con mi tomavistas súper-8, estudiando siempre a última hora para aprobar asignaturas que no me interesaban, leyendo tebeos todo el rato, dibujando en cualquier espacio en blanco, adicto a las sesiones de programa doble de cines de barrio, a la televisión y con un negocio de compra/venta/cambio de cómics en El rastro... así era yo".
Una imagen y una confesión que ha sido mucho aplaudida por sus seguidores:
