Jaime Peñafiel es muy conocido como cronista real y contumaz juancarlista, pero su conocimiento sobre la vida, obra y miserias de los personajes más famosos del siglo XX va mucho más allá. Sus archivos guardan secretos casi inconfesables. Como lo que publica en su último libro y que trata, precisamente, de todo aquello que sabe pero que calla: "Alto y claro". El protagonista, el segundo marido de Cayetana Fitz-James Stuart, difunta duquesa de Alba: Jesús Aguirre. Uno cura que había abandonado la Iglesia y del que explica, era "un aristócrata e intelectual exquisito, diletante, mordaz, sutil, lúcido, crítico, hábil, sinuoso y distante. Izquierdoso, estudió en Munich con el cardenal Ratzinger", más tarde proclamado como Papa de Roma.

Aguirre y Peñafiel tenían buena relación. Él le profesaba una simpatía especial. Pero Aguirre era alguien con muchas piedras en la mochila, una rara avis en la casa de Alba, la más poderosa en la nobleza. Cayetana siempre ha tenido predilección por los amores peculiares. "En 1969, una crisis de fe le lleva a abandonar y deja de ser el cura teólogo, homosexual y marxista que era para trabajar en la editorial Taurus". 9 años más tarde, convertido en director general de Música del Ministerio de Cultura, la sorpresa: se casa con la duquesa. Estuvieron juntos hasta 2001, cuando murió. Dejó el mundo con un terrible secreto. El más sórdido y espantoso, tanto que Jaime nunca lo miró con los mismos ojos. Eso sí, le prometió que nunca diría nada de aquello. Hasta este 2022.

El relato es aterrador: un periodista se presenta en el despacho de Peñafiel y le ofrece unas fotos de una anciana señora en una residencia de mala muerte. Es la madre de Jesús. Es ciega y no la visita nunca. "Una residencia clandestina de ancianos. Tenía fotografías e incluso había grabado una pequeña entrevista en la que la mujer confesaba que hacía muchos años que no veía a su hijo más que por televisión. Una anciana de pequeña estatura que aprovechaba la oportunidad para pedirle a su hijo una dentadura y un transistor". El reportero le pedía muchos millones de pesetas, que Jaime no quería pagar. Llamó a Aguirre y la respuesta lo heló: "¡Cómpralas!". La historia era cierta. Peñafiel le dice que no, que apoquine haga él. Y así fue.

Jesús Aguirre y Cayetana de Alba Twitter
Jesús Aguirre y Cayetana de Alba / Twitter
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Jaime Peñafiel / GTRES

"Me parecía un hombre cruel y miserable", explica ahora. Y da detalles de la dimensión de la desgracia y soledad de la señora. Todos sus hijos la habían aparcado "en aquella residencia de ancianos de segunda categoría en la que compartía una habitación de diez metros cuadrados con otra anciana ciega. Cada día, a las ocho y media de la mañana y después de haber desayunado, se instalaba en la mesa camilla que ocupaba para oír la radio, ávida por conocer alguna información que tuviera a su hijo porprotagonista". Y las noticias llegaban, como que Jesús había sido nombrado miembro de la RAE. Pero ni una llamada. Ni un detalle. Ni una visita. La dejó morir allí, sola, ciega, destruida, mientras vivía a todo trapo con la mujer más poderosa. Abyecto. Vale la pena leer el artículo de 'LOC', aunque revuelve el estómago.

Cayetano Martínez de Irujo habla sobre su madre Cayetana de Alba y su exmarido Jesús Aguirre GTRES
Cayetano Martínez de Irujo habla sobre su madre Cayetana de Alba y su exmarido Jesús Aguirre en un programa de televisión / GTRES

Tan pobre que no tenía más que dinero. De corazón, sentimientos, compasión, nada.