Cuando uno va haciendo años, se va dando cuenta de ello, normalmente, de forma paulatina. Un proceso que va calando poco a poco, casi de manera imperceptible. Pequeños detalles que nos vierten al paso del tiempo. Encontrarte una cana en el pelo o en la barba, quedarse sin poder moverte y con las rodillas con hielo después de jugar una hora a fútbol con tu hijo pequeño, ir mirando el reloj mientras bostezamos cuando vamos a cenar (ya no oso decir, 'de fiesta') con los amigos un viernes por la noche o tener resaca hasta el lunes después de tomar un par de vasos de vino y un mojito.
Nada, sin embargo, como lo que ha vivido el actor Hugo Silva. Porque hay un hecho que te desmonta de sopetón, director a la yugular. Y los que lo han vivido, seguro que entenderán el por qué.
Hugo Silva / @__hugo_silva
El carismático intérprete español, a quien ahora vemos triunfando nuevamente en una serie, La cocinera de Castamar, pero con un puñado de personajes emblemáticos después de muchos años de carrera en cine y televisión (por poner algunos ejemplos, Los hombres de Paco, El ministerio del tiempo, Brigada Costa del Sol, Las brujas de Zugarramurdi, Los amantes pasajeros, El cuerpo), hace tiempo que dejó atrás los papeles de adolescente, de joven de veinti pocos años, que defendió en la mítica Al salir de clase, haciendo el recordado papel de Guillermo, y todavía sin su característica barba.
Hugo Silva, a la derecha, con dos compañeros de reparto de 'Al salir de clase', hace veinte años / Telecinco
Hugo Silva, en uno de sus papeles más recordados, en 'Las brujas de Zugarramurdi' / @__hugo_silva
Hace un par de meses que Silva cumplió 44 años. Ahora le dan papeles de lo que le toca, de hombre adulto, de padre de familia, de marqués, como el que interpreta en la exitosa La cocinera de Castamar.
Hugo Silva, con compañeras de rodaje de 'La cocinera de Castamar' / @__hugo_silva
Pero ahora, Silva acaba de experimentar en su propia piel la constatación de que ya ha quedado muy atrás el chico que un día fue. La prueba fehaciente que hunde cualquier automaquillaje que nos imponemos cuando nos miramos al espejo y pensamos que no estamos tan mal, que nos vemos jóvenes y bla, bla, bla. Y es que no hay nada más definitivo que lo que le ha pasado a Silva cuando iba por la calle y ha tenido que entrar en un sitio.
Él mismo lo explica a sus seguidores de las redes sociales. Se ve que ha coincidido con dos chicos adolescentes delante suyo, cuando uno de ellos ha pronunciado la palabra maldita, la que no se tiene que decir nunca en voz alta si no queréis tirar por el suelo los ánimos de un boomer, la palabra innombrable, como cuando Harry Potter no podía decir "Voldemort" en voz alta...: "Acaba de decirle un adolescente a otro 'deja pasar al señor' refiriéndose a mí"...
Hugo Silva / @__hugo_silva
...Señor... Sacrilegio. Vade retro Satanás. Nunca, pero nunca de los nuncas, se nos puede decir eso a los cuarentones. Nos ponemos en la piel de Silva y entendemos perfectamente qué ha sentido, un "Se que quería ser amable, pero me ha hundido en la puta mierda...".
Inmediatamente después, la red le ha dado un hombro donde llorar. Otros, han hurgado en la herida:
Si Hugo Silva recoge firmas para que se deje de utilizar señor como señal de deferencia, que cuenten con nosotros.