En la búsqueda de la realización personal y el éxito financiero, a menudo pasamos por alto un factor crucial: el profundo, y muchas veces inconsciente, impacto de nuestro sistema familiar. Silvia Marín, experta en terapia sistémica con una trayectoria de más de 14 años, arrojó luz sobre una realidad incómoda en el canal FullMusculo: "Hay gente que gana mucho dinero y se va a la ruina por rechazar sus raíces". Esta frase, lejos de ser un titular sensacionalista, es un llamado a la introspección sobre las lealtades invisibles que nos atan a narrativas que no nos pertenecen.

La terapia sistémica nos enseña que las experiencias de nuestros ancestros no se desvanecen; pueden manifestarse como síntomas en las generaciones actuales. Un ejemplo impactante son los casos documentados de descendientes de supervivientes de grandes traumas, como el Holocausto, que experimentan ansiedades o patrones emocionales que resuenan con la historia de sus antepasados, aun sin haber vivido esos hechos. El mensaje es claro: somos parte de un sistema, y el desorden en ese sistema puede arrastrarnos. Marín enfatiza que la clave no reside en la magia, sino en entender la dinámica sistémica y operar un cambio desde ese entendimiento. Esto implica desengancharse de historias ajenas, ocupar el lugar que nos corresponde y, fundamentalmente, tomar fuerza de nuestras raíces, no rechazarlas.

Silvia Marín
Silvia Marín

El bloqueo de la abundancia: ¿pertenencia o prosperidad?

Uno de los conflictos más comunes en la consulta sistémica es el que se relaciona directamente con el dinero. Si provienes de una familia marcada por la escasez o la pobreza, puede surgir un potente mecanismo inconsciente: la necesidad de pertenecer. Y es que, para el subconsciente, ser abundante o exitoso podría significar dejar de ser "uno de los nuestros". Esta lealtad no verbalizada puede llevar al auto-sabotaje económico. Una persona puede tener la inteligencia y las habilidades para generar una gran fortuna, pero internamente opera un bloqueo que la impulsa a perderlo todo, a retornar a la familiaridad de la carencia. No se trata de una falta de capacidad, sino de un conflicto de fidelidad a sus orígenes.

La terapeuta ha observado casos de individuos que, tras alcanzar la cima financiera, vuelven a caer en la ruina. La causa profunda, descubierta a través de la terapia sistémica, era el rechazo radical a la vida de esfuerzo y escasez de sus padres. Este rechazo, aunque motivado por un deseo de superación, se convierte en la debilidad de la persona.

Sin raíces no hay alas: el camino hacia una estabilidad duradera

La reflexión de Marín es poderosa y esencial: Rechazar a nuestros padres y a nuestro sistema familiar es rechazar nuestras propias raíces. Ella lo ilustra con una metáfora fundamental: "Sin raíces no hay alas". Una planta sin raíces robustas, aunque crezca mucho, finalmente caerá. El éxito, cuando se construye desde el rechazo o la rabia, carece de la estabilidad emocional necesaria para perdurar.

El trabajo terapéutico, según Marín, no consiste en cambiar la historia familiar, sino en cambiar la percepción de esa historia. Para el individuo con bloqueo económico, esto implica un proceso de reconciliación interna, diciendo: "Sí, vengo de aquí. Nuestra forma de vivir, nuestras dificultades y limitaciones, nos pertenecen. Las honramos y les damos un lugar esencial en nuestra historia. Ahora, yo me permito hacerlo diferente y sigo perteneciendo". Al lograr esta distinción, se neutraliza el conflicto de lealtad. La acción de prosperar ya no está contaminada por la rabia o la traición, sino que surge desde un lugar de aceptación y fortaleza.