El infarto sigue siendo una de las causas más temidas de muerte súbita y, lo más inquietante, es que afecta cada vez más a personas jóvenes que creen estar a salvo. El doctor Aurelio Rojas, cardiólogo del Hospital Regional Universitario de Málaga, encendió las alarmas durante un episodio del pódcast Mejor que ayer, moderado por el Dr. Borja Bandera, al advertir que “el dolor en el corazón no suele ser un pinchazo, sino una presión”. Sus palabras han sacudido la percepción que muchos tenían sobre los síntomas cardíacos, ya que lo que muchos creen inofensivo podría ser el primer aviso de un desenlace fatal.

El especialista recordó que esa opresión en el pecho, cuando se desplaza al brazo izquierdo o al cuello, es un signo de alarma que no debe ignorarse. Lo preocupante, enfatizó, es que hasta el 50% de los infartos aparecen en personas sin síntomas previos, lo que hace que un día normal pueda terminar en tragedia.

Aurelio Rojas
Aurelio Rojas

El infarto silencioso: cuando el corazón ataca sin previo aviso

En su intervención, Aurelio Rojas fue categórico: los problemas cardiovasculares son la primera causa de muerte súbita en deportistas y jóvenes menores de 45 años. Un dato que resulta escalofriante si se considera que en la mayoría de los casos no hubo señales claras de advertencia. Te levantas una mañana, estás haciendo tu vida absolutamente normal y cuando terminas de hacer deporte por la tarde, tienes un infarto, señaló el experto.

El cardiólogo subrayó que el estilo de vida moderno está multiplicando los factores de riesgo. Alimentación ultraprocesada, sedentarismo, estrés crónico y sobrepeso se combinan en un cóctel explosivo que deteriora silenciosamente las arterias. Lo que antes era poco frecuente en jóvenes hoy se ha convertido en un escenario real: morir de un ataque cardíaco antes de los 40 ya no es un caso aislado, sino un fenómeno creciente.

Aurelio Rojas
Aurelio Rojas

Síntomas clave: cuándo la presión en el pecho es una llamada de auxilio

Para el Dr. Rojas, la clave está en reconocer la diferencia entre un dolor cardíaco y uno banal. El dolor de infarto no es un pinchazo fugaz, sino una presión intensa que dura minutos, aparece con el esfuerzo y puede irradiarse al brazo, la espalda o el cuello. Este matiz, aparentemente menor, puede salvar vidas si se detecta a tiempo.

Además, cuando a esa presión se suman mareos, palidez, náuseas, sudor frío, dificultad para respirar o sensación de desmayo, la recomendación es clara: acudir de inmediato a urgencias. No es una exageración, es un protocolo de supervivencia. Como enfatizó en el pódcast Mejor que ayer, un electrocardiograma en el momento exacto del dolor puede marcar la diferencia entre vivir y morir.

Lejos de atribuirlo solo a la genética, Aurelio Rojas insistió en que la mayoría de los infartos en jóvenes se explican por hábitos cotidianos destructivos. El consumo masivo de grasas trans en alimentos ultraprocesados, la falta de ejercicio y la acumulación de estrés son los grandes responsables de que corazones jóvenes fallen como si fueran ancianos.

El mensaje del cardiólogo fue directo y sin concesiones: esperar a tener síntomas es un error fatal. El cuidado del corazón debe empezar desde edades tempranas con hábitos saludables, actividad física regular y controles médicos periódicos. Y, sobre todo, no minimizar esas pequeñas molestias en el pecho que muchos atribuyen a problemas musculares o digestivos. Porque, como reveló Rojas, esas molestias iniciales pueden ser el primer capítulo de una historia con final trágico.