En el corazón de la cocina, el fregadero cumple una función esencial: es el punto de encuentro entre la limpieza, la preparación de alimentos y, muchas veces, el descuido. Aunque solemos enfocarnos en mantener reluciente la superficie del fregadero, lo que ocurre bajo ella —en el desagüe— puede convertirse en un problema silencioso. Restos de comida, grasa y otros desechos se acumulan con el tiempo, generando no solo obstrucciones, sino también olores desagradables que se propagan por toda la casa. Afortunadamente, existe un truco casero, económico y eficaz que puede prevenir estos inconvenientes: tirar bicarbonato de sodio en el desagüe. 

Más allá del aspecto estético o del riesgo de futuros atascos, los restos acumulados en el fregadero generan gases al descomponerse, provocando ese olor rancio que invade la cocina y, en ocasiones, otras habitaciones. Nos convertimos en detectives del olfato, siguiendo el rastro hasta encontrar el origen: el desagüe. Y aunque la tentación de recurrir a productos químicos es fuerte, muchos de ellos son agresivos para las tuberías y pueden dañar el cromado de los sumideros. 

El truco definitivo: bicarbonato y vinagre 

La mejor solución está en la despensa. El bicarbonato de sodio, una sustancia alcalina, tiene propiedades desodorantes y limpiadoras. El vinagre blanco, por su parte, es ácido y actúa como desinfectante natural. Al combinarse, generan una reacción efervescente que desprende la suciedad, neutraliza los olores y ayuda a desatascar las tuberías. Es una fórmula sencilla, pero poderosa. 

Ingredientes necesarios: 

1/2 taza de bicarbonato de sodio 

1 taza de vinagre blanco 

2 a 3 litros de agua caliente 

Pasos para aplicarlo: 

Vierte el bicarbonato directamente en el desagüe. 

Añade el vinagre lentamente. Notarás burbujas: es la reacción química en acción. 

Tapa el desagüe con un trapo o tapón y deja actuar de 10 a 15 minutos. 

Enjuaga con agua caliente para arrastrar los residuos. 

Este proceso no solo elimina los malos olores, sino que también previene obstrucciones futuras. Es ideal para mantener el sistema de desagüe en buen estado sin recurrir a químicos agresivos. La frecuencia depende del uso del fregadero. En hogares donde se cocina a diario, lo recomendable es aplicar este método una vez por semana. Si el uso es más esporádico, hacerlo cada quince días puede ser suficiente.

También es útil como medida preventiva antes de irse de vacaciones o tras una reunión en casa donde se haya cocinado mucho. Aunque esta solución casera funciona en la mayoría de los casos, hay situaciones que requieren intervención especializada. Si el mal olor persiste o hay signos de obstrucción profunda, es momento de contactar a un fontanero. Problemas estructurales en las tuberías no se resuelven con bicarbonato y vinagre. 

Un gesto simple, un hogar más fresco 

Mantener los desagües limpios no tiene por qué ser complicado ni costoso. Este ritual doméstico —tirar bicarbonato en el fregadero— es una forma de cuidar el hogar desde lo invisible. Más que una tarea de limpieza es un acto de prevención que mejora la calidad del aire, evita sorpresas desagradables y prolonga la vida útil de las instalaciones.