Se llama Pizza, tiene tres años y es el oso polar mes triste del planeta. Así lo han definido, al menos, asociaciones animalistas que critican las condiciones en que vive el animal. Y después de observar las imágenes, no parece una descripción sesgada.

Pizza está encerrado en una sala de 40 metros cuadrados de un centro comercial de Cantón, en China. No hay aire fresco, ni luz natural. Está encerrado entre paredes de cristal. Es simplemente un objeto turístico para los compradores que visitan el centro.

En esta ocasión, se ha anunciado que Pizza ha dejado la sala donde reside el pasado domingo. Por el contrario, es una retirada sólo temporal, ya que el animal volverá una vez la habitación haya sido reformada. Mientras tanto, la prensa china ha informado que el oso permanecerá en las instalaciones donde nació en cautividad.

La organización Humane Society International (HSI) lleva tiempo trabajando para dar a conocer la situación del animal, con el objetivo de que Pizza sea liberado.

Peter Li, miembro de la asociación y experto en política china, ha explicado que mientras la sala esté siendo rehabilitada, el oso "por fin podrá sentir el sol en la piel, respirar aire fresco y ver el cielo con su padre y su madre". Viendo la situación, pide que "el traslado sea permanente y no condene a Pizza a volver al centro comercial".

Parece evidente que el oso se alegrará de este cambio permanente de residencia, y es que como se aprecia en las imágenes, Pizza muestra signos evidentes de depresión. La pelota está ahora sobre el tejado de la dirección del centro comercial para cambiar de decisión: por ahora, Pizza tiene previsto volver a la sala de 40 metros.