¿Cansado de que te quiten la bici? Una pareja de amigos puede haber encontrado la solución.

Se trata de un candado en forma de U hecho de carbono y acero, que tiene en su interior una especie de agujero con el gas denominado 'Fórmula D-1'. Cuando el ladrón se dispone a llevarse la bici, y por lo tanto a cortar el candado, al llegar al 30% de la superficie cortada, el gas sale expulsado y el olor a vómito hace el resto.

La idea, explica Daniel Idzkowski, uno de los inventores de este aparato bautizado con el nombre de SkunkLock, surgió cuando al despedirse de un amigo, este fue a buscar su bicicleta eléctrica – "muy cara" - y había desaparecido. Dos candados había puesto en la bici, cada uno, asegura, de 120 dólares (unos 110 euros), y estos no habían servido de nada.

¿Qué solución han encontrado? Idzkowski explica que los ladrones roban por segundos: "una bici de 20 segundos", "una bici de 40 segundos", "otra de 50 segundos", etc., según lo que tarden en llevársela.

Así, han creado un dispositivo, SkunkLock, cuyo olor de vómito es más fuerte cuanto más cerca esté la persona del candado. Todavía no lo han probado con ladrones, pero sí con voluntarios, e incluso los mismos inventores.

Afirman que las personas que están a 60 cm cuando se expulsa el gas, el 99% de ellas vomita. Si se encuentran a 1,50 metros, el olor "se nota mucho y la reacción es apartarse" y si están a 3 metros el olor "sin duda es detectable y muy desagradable".

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El candado, que será una realidad dependiendo de las donaciones de los mecenas en IndieGogo, se afirma que cumple con las reglas legales (en lo referente a los gases) de una cincuentena de países del mundo, entre ellos, los principales estados de la UE.