Este verano, la reina Sofía ha tomado una decisión excepcional: no viajar a Mallorca. Una ruptura con su tradición más firme. Año tras año, había acompañado al resto de la familia real durante las vacaciones en Marivent. Esta vez, no. El motivo no es institucional, sino profundamente personal.
La salud de su hermana, Irene de Grecia, se ha deteriorado. Y Sofía ha decidido no separarse de ella. Irene, conocida como “la tía Pecu”, ha sido su sombra, su apoyo, su compañera silenciosa durante décadas. Vivían juntas en Zarzuela. Compartían confidencias y rutinas. Hoy, Irene apenas se mueve. Apenas recuerda. Y eso lo cambia todo.

La reina Sofía renuncia a todo por su hermana Irene de Grecia
Desde hace años, la tía Pecu lucha contra problemas de salud. En 2002, superó un cáncer de mama. Ahora, las alarmas apuntan a un posible deterioro cognitivo severo. Algunos incluso hablan de Alzheimer, aunque la familia nunca lo ha confirmado.
Su última aparición pública fue en febrero, en la boda de Nicolás de Grecia. Ya entonces apareció en silla de ruedas. Desde ese momento, se retiró del foco. No ha vuelto a ser vista. Y la reina Sofía, lejos de buscar protagonismo, ha optado por el silencio. Y por quedarse. Sin embargo, Zarzuela tiene otros planes.

Los responsables de protocolo le han pedido algo que ella no esperaba: que interrumpa su retiro y vuele a Mallorca. Quieren que asista, aunque solo sea brevemente, a la recepción oficial del lunes 4 de agosto en el Palacio de Marivent. Un acto simbólico, pero cargado de visibilidad. Políticos, autoridades y prensa internacional estarán pendientes.
Zarzuela le pide a la reina Sofía que viaje a Mallorca
Sofía duda. El momento no podría ser más inoportuno. Su hermana está frágil. La situación, delicada. Pero sabe que, si su hijo, el rey Felipe VI, se lo pide directamente, obedecerá. Como ha hecho siempre. Aunque sea por pocas horas. Aunque su corazón esté en otra parte. A sus 86 años, sigue siendo un activo valioso para la monarquía. Aporta experiencia, templanza y cercanía. Pero cada vez le cuesta más asumir compromisos públicos. Esta vez, la exigencia viene cargada de tensión emocional.
La reina emérita Sofía lo vive con discreción, como todo en su vida. Pero fuentes cercanas reconocen que está pasando un momento muy duro. Perdió a su hermano Constantino hace poco. Ahora, ve cómo Irene se apaga lentamente. Afirman desde su entorno que es como si se quedara sola.
Pero aun así, Zarzuela pide otro esfuerzo. Un último gesto institucional. Un símbolo de estabilidad, de continuidad. Una imagen más para la historia. Si viaja a Mallorca, será por deber. Pero su pensamiento, su alma y su lealtad, estarán en Madrid, junto a su hermana moribunda. Porque antes que reina, Sofía es hermana.