El pasado 15 de septiembre Letizia cumplió 53 años. En medio de los preparativos para su próximo viaje de Estado a Egipto, la reina consorte quiso organizar una pequeña celebración en el pabellón del Príncipe, fiel a su estilo de fiestas discretas, rodeada de algunos amigos y familiares. Nada de grandes eventos, nada de posados oficiales, solo un encuentro íntimo para marcar la fecha. Pero lo que debía ser un gesto de unión se transformó en un reflejo de su realidad más incómoda: cada vez está más sola.
Felipe VI sí apareció. Aunque por la mañana tenía compromisos institucionales, decidió liberar la agenda de la tarde para acompañar a su esposa en Zarzuela. Fue un gesto que algunos interpretan como un intento de mostrar cercanía tras semanas de rumores sobre la distancia matrimonial. Sin embargo, su presencia no bastó para disimular las ausencias sonadas que marcaron el cumpleaños.
Las primeras en faltar fueron Leonor y Sofía. La princesa de Asturias continúa en San Javier, en plena formación con la Escuela del Aire, mientras la infanta Sofía sigue instalada en Lisboa, centrada en su carrera universitaria. Dos ausencias justificadas, sí, pero dolorosas para una madre que cada vez pasa menos tiempo con sus hijas.
Las grandes ausencias del cumpleaños de Letizia, solo la acompaña Paloma Rocasolano
Más complicadas son las ausencias del entorno familiar de Letizia. Jesús Ortiz, su padre, no acudió. Y no por falta de ganas, sino porque la reina no soporta a su actual esposa. Un muro invisible que impide la convivencia familiar y que, una vez más, dejó a Ortiz fuera de la lista.
Tampoco estuvo Telma Ortiz, la hermana pequeña. La relación entre ambas se ha ido enfriando hasta casi desaparecer, especialmente desde que estalló la polémica de Jaime del Burgo, que ha dejado heridas difíciles de cerrar. Ni Telma ni sus hijas ni su marido se dejaron ver en la velada.
Otra ausencia significativa fue la de Carla Vigo, la sobrina de Letizia. La joven, que en ocasiones ha expresado sus desencuentros con la familia real, confirma con este plantón que no mantiene vínculo alguno con su tía. Una grieta más en un mapa familiar cada vez más fracturado.
En total, ocho sillas vacías que dibujan un escenario desolador. Letizia reunió a los suyos, pero la lista de no invitados y ausentes fue más comentada que los presentes. Ni los Borbón, que nunca han mostrado entusiasmo por estas citas, ni buena parte de su familia Ortiz, ni siquiera sus hijas.
En Zarzuela algunos lo resumen sin rodeos: “Se está quedando completamente sola”. A los 53 años, Letizia celebra con discreción, pero también con la evidencia de que su círculo íntimo se reduce más cada año. Y eso, en un palacio donde las apariencias lo son todo, resulta un bochorno difícil de ocultar.
