La Casa Real británica vive una nueva sacudida interna que, lejos de aparecer en titulares ruidosos, se despliega en los gestos más discretos de las redes sociales. En medio de los rumores sobre la supuesta fragilidad del núcleo Windsor, Kate Middleton ha perdido una de las figuras clave a su alrededor: Natasha Archer, su asistente personal y mano derecha durante más de quince años. Su renuncia, anunciada sin explicaciones y acompañada de un certero unfollow a las cuentas de Meghan Markle y sus proyectos, se ha convertido en un golpe silencioso que revela tensiones profundas entre las ramas Cambridge y Sussex.
Natasha Archer se aleja
Natasha Archer era considerada el pilar logístico y emocional de la princesa de Gales. Desde la planificación de eventos hasta la más mínima coordinación de agenda, Archer manejaba con discreción asuntos que pocos fuera del círculo interno llegaban a conocer. Su longeva lealtad le granjeó la confianza absoluta de Kate Middleton, tanto en los actos oficiales como en los pasillos privados del palacio. Que alguien con ese grado de cercanía decidiera dar un paso al costado sin advertencia ni motivo aparente habla de una tensión creciente que sobrepasa lo meramente profesional.
El movimiento de Archer en Instagram —dejar de seguir a Meghan, a su marca As Ever y a varios de sus colaboradores más íntimos— no fue un acto impulsivo, sino el remate de una estrategia de distanciamiento. A la vez, mantiene vínculos con figuras que coinciden en el pasado profesional de Meghan, como las actrices Abigail Spencer y Sarah Rafferty, lo que añade una nota ambigua a su decisión. Esta dualidad sugiere que no se trata de un rechazo total de la persona de Markle, sino de un deseo de marcar un límite en la influencia de su círculo más cercano.
Este adiós de Natasha Archer prende las alarmas en Kensington. Las relaciones entre Kate y Meghan llevan años bajo la mirada pública, con episodios icónicos que marcan un antes y un después: el llanto de Meghan por el vestido de Charlotte en la boda de Harry, la entrevista explosiva con Oprah Winfrey y el posterior traslado de los Sussex a California. Sin embargo, en esta ocasión, la maniobra se ejecuta desde la periferia de las protagonistas. Y es precisamente esta “tercera espada” la que deja al descubierto una grieta sutil pero profunda en la cohesión de la familia real.
¿Qué supone para Kate Middleton perder a Natasha Archer?
El silencio de Archer al renunciar, sin emitir ni una declaración oficial, contrasta con la retórica solemne y pulida de los comunicados del palacio. Pero el mensaje, claro y contundente, se transmite sin necesidad de palabras: la lealtad dentro de la realeza ya no se mide en obediencia protocolaria, sino en el gesto de quien decide seguir o dejar de seguir en redes sociales. Para Kate Middleton, perder a Natasha Archer supone más que un cambio en el organigrama del Palacio de Kensington.
Esa mano derecha había construido con ella una complicidad que trascendía los protocolos; era ese apoyo silencioso e imprescindible en los momentos de estrés y en la toma de decisiones cotidianas. Su ausencia obligará a la princesa a delegar en nuevos rostros, a reajustar dinámicas de confianza y a, en el fondo, enfrentarse a la sensación de vulnerabilidad que genera perder a un pilar de su equipo.