La reina Letizia sabe que la monarquía es imagen y está obsesionada con la suya. A la larga lista de operaciones de estética se añade una fijación por la dieta sana. Jaime Peñafiel ya repasó todo lo que se ha hecho la consorte en la cara para concluir "Eres una Barbie" y sabemos que adora la dieta detox y no prueba alcohol ni en los brindis. La tercera pata de la imagen, aparte del cirujano y el dietista, es el sastre. Y este lunes Letizia ha visitado el Museo del Prado por su bicentenario con un traje a cuadros que esconde un secreto.

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Letizia ante la pintura "La vision de San Pedro Nolasco" de Francisco de Zurbarán. Obsesionada con la visión, de Sant Pedro o quien sea. Que la vean estilizada, y la prensa del corazón cortesana revela el último truco para parecer todavía más delgada: "Nuevo vestido de Pedro del Hierro, diseño entallado e innovador, con original cuello en la caja con acabado desflecado y falda asimétrica que acentúa el efecto estilizador" (revista Hola) o "Un detalle marca la diferencia: la cintura bien definida cono cinturón y el volante vertical que nace drapeado desde uno de los laterales ayuda en disimular 'tripita', afina la cadera y, en definitiva, estiliza la silueta" (Mujer Hoy). Si no quieres caldo, dos tazas. Cómo puede disimular no tener una cosa que no tiene: ¿tripita?

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Ni de cara ni de perfil se ve barriga a la reina. Pero la prensa lacaya es capaz de atribuirle lo que Letizia no tiene, panza, para alabar que se vista para esconderla. Sus niñas comen acelgas y ella está cada día más delgada. Tanto que corre el mismo riesgo que la monarquía española: desaparecer.