La muerte de Isabel II ha dejado huérfanos a 67 millones de personas, los habitantes del Reino Unido. Incluso los escoceses tenían una relación de respeto hacia su jefa de Estado, que nunca les amenazó por celebrar un referéndum independentista. Les animó a votar NO y ganó el NO. La reina, una demócrata convencida. Los que también han quedado huérfanos son los cuatro hijos de la reina: Carlos, Andrés, Ana y Eduardo. De los cuatro, el rey Carlos III disfrutaba de popularidad por heredero y por Lady Di. Pero el que ha llenado más escándalos es Andrew, que acabó pagando una fortuna, él o su madre, para liberarse de los cargos de depredador sexual. Apartado de la vida oficial, como la infanta Cristina en España, ahora quiere volver.
El príncipe Andrés se quedó "afligido" y "lloroso" cuando Charles, como príncipe de Gales, le dijo que nunca volvería a las funciones reales, según revela el Daily Mail. Las esperanzas del duque de York de volver a la vida pública se frustraron en una reunión individual con su hermano mayor que una persona próxima ha descrito como "emocional y tensa". La devastadora decisión para el futuro de Andrew ha dejado a su entorno preocupado por su bienestar. Se dice que Andrés quedó en estado de shock por el resultado de la reunión privada, celebrada en la finca de Charles Birkhall en Escocia, con motivo del futuro de Andrew después de la muerte de la reina.
La prensa destapa las frases que le escupió el hermano mayor al pequeño: "Por ingenuo que parezca, siempre has tenido la esperanza de recuperar tu posición como miembro de la realeza. Pero Andrew te puedes marchar y tener una buena vida, tu vida pública como miembro de la realeza ha llegado a su final. Tendrás que aceptarlo". Su vínculo con el pedófilo Jeffrey Epstein lo ha sentenciado para su hermano y actual rey, Carlos. Habrá más pruebas del aislamiento de Andrew el próximo domingo, cuando se ausente de una misa oficial, ya que, desposeído de sus funciones oficiales, no juega ningún papel. Su estatus también se ha visto reducido después de la muerte de la reina, que privó a Andrew no sólo de su madre sino su única defensora.
Andreu estaba muy cerca de la reina e intentó plantearle muchas veces el problema de su retorno a la vida pública. En algunas ocasiones decía cosas ligeramente conciliadoras, pero la mayoría de las veces la reina cambiaba de tema inmediatamente para evitar hablar. Hay un elefante dentro de la habitación real y nadie, ninguno de los Windsor habla. Las monarquías ya se sabe qué hacen con los elefantes: los matan.
Jaime Peñafiel hunde a Andrew
Peñafiel escribía así en LOC sobre este royal muy polémico, primo lejano de Felipe. Así es Andrés de Inglaterra: "Desde muy jovencito, por su personalidad turbulenta e individualista, por su apariencia viril e insolente, frisando en la arrogancia, su boda con Sarah Ferguson fue recogida por la prensa británica bajo el siguiente titular “Boda de un parásito y una aprovechada”, incapaz de controlarse ni en la comida, ni en el sexo, ni en el alcohol. Cometía excesos en todo. Abusaba de la cocaína, de las anfetaminas y del champán". No és Jaime de Marichalar, és Andrew. "Sarah y Andrew eran igual de vulgares, aficionados al humor escatológico, a los ruidos corporales, a los pedos y a los eructos. A pesar de todos estos antecedentes de su hijo y aún del daño que ha hecho a la monarquía, la reina Isabel ha decidido apoyarle en beneficio de la unidad de la familia, a diferencia de lo que está sucediendo en el seno de nuestra Familia Real". Una joya de la corona.