Las últimas semanas sólo se habla de dos cosas: la evidente situación de crisis por la pandemia del coronavirus y las abyectas noticias que van llegando desde la prensa europea (en España, ni hablar, el vasallaje es más que evidente) sobre la monarquía española. La crisis por el COVID-19 necesita de los esfuerzos por parte de todo el mundo. Desde las autoridades hasta el papel individual de cada ciudadano. Personas confinadas en casa para evitar que se propague el virus y todos, especialmente el personal sanitario, dejándose la piel para hacerle frente. El otro virus es igual de difícil de combatir. El virus de la impunidad, de la estafa, del tomar a los ciudadanos por imbéciles, del ir por la vida creyéndose inmortales, de, en definitiva, hacer lo que les pasa por la entrepierna. También llenarse los bolsillos.

Felip Joan Carles caras GTRES

GTRES

The Telegraph acaba de revelar que el escándalo en Zarzuela sobre los millones del rey Juan Carlos en Suiza ha salpicado a Felipe. De hecho, más que salpicar, lo ha dejado empapado desde la corona hasta los pies. Porque el diario británico indica que Felipe VI aparecería designado como beneficiario de un fondo offshore en el que se habrían depositado 65 millones de euros como parte de la generosa donación de Arabia Saudí al rey emérito. Aquí moja todo quisqui. Y la gente ir tragando. Veremos si finalmente esta constatación abre los ojos definitivamente sobre el rey español, que siempre se ha vanagloriado de marcar distancias (también en materia de chanchullos) con su padre, pero que si se confirma la noticia, queda claro que lleva los genes Borbones como su padre. La cabra tira al monte... Y los millones de Arabia Saudí tiran para las arcas de los monarcas españoles.

Sala y Martin TV3

TV3

En una situación dramática como la que se vive por el coronavirus, Xavier Sala-i-Martin ha hecho la propuesta más rotunda para destinar fondos a erradicar la situación de crisis e investigar y hacer las pruebas que hagan falta para acabar con el virus:

Un escándalo en toda regla. La mano larga de los Borbones. De todos. Y el silencio. El suyo, pero también el de buena parte de la prensa española.