Durante todo el mes de agosto, si ha habido un tema estrella en muchas sobremesas y que ha ocupado horas y horas de televisión, especialmente en programas como Espejo público y El programa del verano, ha sido la exhumación del cadáver de Franco. '¿Qué hacemos de sus despojos?', se ha preguntado mucha gente. Y '¿Por qué motivo se ha dado tanta voz y voto a fascistas como Pilar Gutiérrez, autonombrada "la mujer más franquista de España", a quién se le han dado horas y horas de televisión?', se ha preguntado mucha otra gente.
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Felipe ha callado sobre el futuro de los restos del dictador. El rey emérito Juan Carlos también ha hecho mutis por el foro. No sólo no ha abierto la boca sobre esta cuestión, a pesar del vínculo inevitable con el dictador y sus inicios como rey de España, sino que también se desentiende del todo: "Las cosas de los muertos no le interesan. Él está vivo y muy vivo. No le interesa para nada el tema. Fíjate si no presta atención a estas cosas que no sabe dónde va ir él enterrado y no le preocupa en absoluto", explica el diario El Español después de hablar con una fuente próxima al monarca. Pero la procesión va por dentro, porque el emérito no quiere ni ver la muerte de cerca.
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Quizás por todo el revuelo generado por Franco, Juan Carlos habrá pensado aquello de cuando las barbas de tu vecino veas arder, pon las tuyas a remojar y el hombre va enfrascado con una cuestión: ¿dónde irá a parar su cuerpo una vez muera? Juan Carlos busca tumba, no en el sentido metafórico para esconderse de todos los escándalos hechos públicos por Corinna, sino en el sentido literal de la palabra. Hoy por hoy, no tiene dónde caer muerto, literalmente, cuando el día de su deceso llegue. La tradición, desde el siglo XVI, pasa por que los reyes sean enterrados en el panteón de los Reyes y Reinas del Monasterio de El Escorial, en Madrid. También las reinas madres de reyes. ¿La última que tiene un lugar de honor en este emplazamiento? La reina Victoria Eugenia, mujer de Alfonso XIII.
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En total, en el panteón hay 26 sepulcros, de los cuales 24 ya están ocupados. Como si fueran jugadores de un equipo de fútbol en busca de dorsales, quedan dos plazas libres. Pero que ya tienen propietario: los dos lugares están reservados para el conde de Barcelona, Juan, y su mujer, María de las Mercedes, padres de Juan Carlos I. De momento, sus restos están en el pudridero de los reyes, en el mismo cementerio, donde pasan los primeros 25 años de su muerte. Aunque ellos nunca reinaron, su hijo les quiso dar honores de reyes.
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Tarde o temprano, llegará el día en que falten Juan Carlos y la reina Sofía. Se habló de un proyecto para construir una cripta paralela a la de los Reyes, pero nada se sabe desde hace tiempo. "Con la racha que lleva y los años que ya tiene, seguro que está todo atado y bien atado, pero por aquí nadie comenta nada y otra cosa muy distinta es que él no lo tenga claro", comenta a El Español un trabajador de la Zarzuela. Pero al rey emérito no le gusta hablar del tema: "se enfada mucho cuando alguien le insiste al preguntarle por su estado de salud. Los cabreos que se pilla cuando ve como los medios de comunicación publican, una y otra vez, su historial de enfermedades, son de órdago".
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Pilla cabreos por sus enfermedades y escurre el bulto cuando se habla de su futuro: "cuando lo pasó tan mal con el tema del nódulo en el pulmón que le extirparon en Barcelona, que se hablaba de que podía ser enterrado en la Catedral de La Almudena, que él lo habría comentado, pero es un tema del que al jefe no le gusta hablar, él se sigue sintiendo joven", explica el trabajador. De momento, y a la espera de qué hacer cuando muera, él demuestra estar muy vivo, y hay quien especula con que ha pasado unos días de vacaciones disfrutando de las islas griegas, acompañado de su buena amiga Marta Gayá.