Quizás para justificar que el resto de la ciudadanía les pague su vida a cuerpo de rey, y nunca mejor dicho, los Borbones son especialistas en envolverse en la bandera española, metafóricamente hablando (aunque no nos extrañaría nada que también lo hicieran literalmente). A la mínima que tienen ocasión, cuando olfatean una rojigualda cerca, hacia allí que van. Es ver la bandera española y empezar a temblarles las piernas y moquear. El último ejemplo lo hemos visto esta mañana de sábado, cuando un Felipe orgullosísimo juraba bandera por segunda vez, cuarenta años después de la primera vez, con sus compañeros de promoción en la academia militar de Zaragoza, con una mancha en el traje militar y en presencia de su mujer Letizia y su hija Leonor.

A su hermana, la infanta Elena, no le hace falta jurar la bandera para sacar la banderita y besarla en cero coma. La obsesión de la hermana del rey por la rojigualda es más que evidente. Le hemos visto tantos outfits, tantos detalles, tantos objetos de color rojo y amarillo que ya hemos perdido la cuenta. Luce siempre que puede una bandera, cuando la ocasión lo permite. Y cuando no, también. Y como muestra, más de un botón. Pañuelos, sombreros, bolsos de mano, colgantes del coche, el retrovisor del coche... Que no falte de nada:

Victoria Federica y la infanta Elena EFE
Elena, rojigualdas a tutiplén / Efe
elena bandera
Elena, rojigualdas a tutiplén / Efe
elena bolso gtres
Elena, rojigualdas a tutiplén / Efe
ELENA RETROVISOR GTRES
Elena, rojigualdas a tutiplén / Efe

Ahora hemos visto que su hija Victoria Federica le quiere hacer la competencia. Un vídeo colgado en sus redes sociales muestra a un hombre con sombrero y gafas de sol descansando en una cuadra delante de un caballo. Uno de los cuidadores probablemente. O un amigo de Vic. El caso es que el animal empieza a lamerle el sombrero y la hija de la infanta, enamorada del animal, dibuja dos corazones. El detalle que nos ha llamado la atención en estas imágenes es una de las cuerdas que se ven al lado de unas bridas, un cubo y los cojinetes para la silla de montar. Una cuerda rojigualda, banderita española al canto, no vaya a ser de que nos olvidemos que ella es, como diría Rajoy, "española, muy española y mucho española".